¡De lengua me como un taco! Es sencillo anunciar inversiones, mismo por 20 mil millones de dólares. Que se concreten, es lo que tiene su chiste… Algunos de los proyectos confirmados ayer ya habían sido anunciados desde antes. Están, además, sujetas a muchas variables sobre las que el gobierno mexicano no tiene control.
¿Cómo cuáles? Evidentemente las elecciones en Estados Unidos, a celebrarse en tres semanas, particularmente dado que los dos candidatos norteamericanos tienen dudas con respecto a ratificar el TMEC, revisarlo profundamente o de plano salirse del instrumento. Ayer, como parte de su estrategia y discurso electoral, Donald Trump habló de imponer aranceles y aumentar tarifas comerciales, así como establecer gravámenes a los productos que fabrica México y/o se producen en nuestro territorio. Eso llevó a que —también ayer— nuestra paridad cambiaria llegara a casi 20 pesos por dólar.
Pero no es la única variable que cuenta en esta ecuación. Está el casi nulo crecimiento económico de nuestro país, lo que lo hace poco atractivo. Y la creciente corrupción en las aduanas (ampliamente sustentada por el diario Reforma gracias a sus investigaciones informativas). Que sean gestionadas por las Fuerzas Armadas no ha hecho diferencia. Muy por el contrario. Ahora éstas, junto con bandas del crimen organizado, las “controlan”, generando nuevos y altísimos costos para quienes importan a, o exportan de nuestro país.
¿Le seguimos? Hay que sumar los múltiples anuncios que ha hecho la CFE sobre ‘el internet para todos’ que pintan para vulnerar el tratado de América del Norte (Javier Tejado Dondé lo analiza bien en su más reciente columna en El Universal); ¡si tan solo el pronóstico fuera que verdaderamente —ahora sí— se llevará internet a los lugares más apartados de la República Mexicana (como son las rancherías de Oaxaca o las regiones gobernadas por el narco! Total, que al obradorismo, ahora claudismo, no se le ocurrió otro diseño que no fuera crear un gigante de la electricidad que no permite la competencia ni la inclusión de mejor tecnología, pero bien que es experto en pérdidas millonarias y en apagones…
Otra variable que, más que atraer, a gritos ahuyenta la inversión es la INSEGURIDAD. Las extorsiones, los pagos de derecho de piso y la nula certeza jurídica, son algunos de los “incentivos” que ofrece Regeneración Nacional.
Y por si lo anterior no fuese suficiente, ahora ante cualquier abuso por parte del gobierno mexicano no habrá ningún recurso para el acceso a la justicia. Tenemos que agradecer al gobierno federal haber construido un país de indefensión permanente y, por lo tanto, de pérdidas constantes.
No he terminado de enumerar elementos muy adversos para la inversión en México. Otro ingrediente que abona a la desconfianza es la próxima desaparición del INAI, de la Cofece, de la CRE y del IFT. Estas instituciones ayudan a normar a las empresas, a dar certeza jurídica, a garantizar la competencia. Ya no más.
Así, el anuncio que dio la presidenta Sheinbaum el martes, una vez concluida la reunión del mecanismo “Mexico CEO Dialogue” en Palacio Nacional, resulta débil. Lo que algunos pensaron inyectaría dinamismo a la inversión quedó en una simple interacción con el empresariado; el show, la foto, los buenos modales. La sustancia no se dio, no realmente ni a los niveles requeridos.
Ni siquiera los importantes CEO que asistieron a la reunión ofrecieron datos o externaron posicionamientos a la prensa. La única información que se dio a conocer fue la de las fuentes oficiales del ‘segundo piso de la 4T’.
Vamos a hacer memoria y verán que 20 mil millones de dólares, para un país como el nuestro, no es tanto. (1) Hace un mes, antes de que se aprobara la reforma judicial, la promesa de inversión era de 35 mil millones de dólares para el 2025; ahora resulta que ya disminuyó en un 43%. Y que conste, esta cifra es promesa; falta se concrete. (2) En gran medida no son inversiones nuevas, sino reinversiones. Esto es, no estamos atrayendo; las empresas que ya están aquí, las que reinvierten sus utilidades. (3) Es necesario saber ¿qué tanto es muchito y qué tanto tantito? ¿20 mil millones de dólares? El gobierno federal acaba de asumir más de 40 mil millones de dólares en pasivos (deuda) de Pemex. El Tren Maya lleva gastado más de 55 mil millones de dólares de inversión. Dos Bocas, más de 18 mil millones de dólares. Tan solo las exportaciones de vehículos (enero a agosto de 2024) superaron los 15 mil millones de dólares.
Otras justificadas preocupaciones: el FMI ve una desaceleración económica en nuestro país y alerta por la reforma judicial; Jorge Alegría, director de la Bolsa Mexicana de Valores, sostiene que los inversionistas ven “con cautela” lo que sucede en México (Sheinbaum lo niega, pero sin dar argumentos). El turismo, como participación del PIB, ha descendido de 9.7 por ciento (2019) a 8.4 por ciento (2023). Las reservas internacionales han disminuido por segunda semana consecutiva. La deuda de México pasó de ser de 12.5 billones en julio de 2021 a más de 16 billones (septiembre de 2024) y se espera alcance los 17 billones en diciembre.
Hay múltiples preocupaciones en la cabeza de los inversionistas de verdad (no me refiero a la oligarquía de siempre ni a los especuladores ni a uno que otro incauto); económicas, jurídicas, de seguridad, sociales. Todas ellas justificadas. Al gobierno le conviene no reconocerlas.