Nos aseguran que previo a la decisión de que ocho ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación presenten su renuncia ꟷsituación que se espera se anuncie hoy mismoꟷ, hubo una reunión de quienes dimitirán con el líder de la bancada de Morena en el Senado, Adán Augusto López. Los ministros, nos dicen, renunciarán a su cargo con el fin de mantener su pensión y beneficios de retiro, y al menos siete se mantendrán en el cargo hasta agosto de 2025. Las ocho personas que renunciarán son quienes se han manifestado en contra de la reforma judicial que contempla la elección popular de jueces, magistrados y ministros. Ayer también se conoció el proyecto del ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá, que propone que los jueces y magistrados no sean designados por el voto popular, mientras que los magistrados electorales y ministros de la Suprema Corte sí lo sean. Habrá que ver si detrás de estas posturas hubo finalmente una negociación entre los juzgadores y la 4T, en los que cada uno cedió algo para evitar una crisis constitucional, o si la guerra sigue.
En la bancada de Morena en el Senado empiezan a levantar la voz algunos legisladores a quienes no les parece buena idea que la Cámara Alta sea una simple oficialía de partes. Nos cuentan que hace unos días hubo reclamos de algunos senadores por la presentación de la iniciativa firmada por los líderes de ambas cámaras conocida como reforma de supremacía constitucional. La propuesta sorprendió a varios morenistas, incluidos los coordinadores de las comisiones dictaminadoras, ya que no fue socializada y mucho menos consultada entre los grupos parlamentarios de la autollamada Cuarta Transformación. Al parecer, los senadores pecan de ingenuos, pues desde la pasada legislatura quedó claro que su papel dentro del movimiento transformador es el de pasar todo lo que venga del Poder Ejecutivo sin mover una sola coma y en fast track. Si ya saben cómo son en su movimiento para qué le entran al Senado.
De cara al Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) 2024 que se realizará en Perú del 9 al 16 de noviembre, nos dicen que hay incertidumbre entre los organizadores por la asistencia de México, ante el enfriamiento que dejó el expresidente López Obrador con el gobierno de ese país. Fuentes diplomáticas peruanas nos comentan que, aunque la invitación está hecha al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, “aún no reaccionan”. A pocos días de que se realice el encuentro, hay confianza en que México vaya, o por lo menos envíe una respuesta, pues en su discurso de toma de protesta como presidenta, Sheinbaum aseguró que su gobierno seguirá fortaleciendo la relación económica y cultural con los países de América Latina y El Caribe. Sin embargo, lo que los optimistas diplomáticos peruanos parecen olvidar es que la mandataria mexicana no invitó a su toma de protesta a la presidenta de Perú, Dina Boluarte, y dejó claro que su gobierno no avala la manera en la que llegó al poder.
Y ya en temas de política exterior, nos comentan que, la presidenta Claudia Sheinbaum sigue valorando su asistencia a la cumbre del G20 que se llevará a cabo en Brasil. Nos dicen que su agenda sigue en definición, pero que una posibilidad es que asista únicamente el 18 de noviembre, y solo unas horas. Lo anterior se debe a que debe estar de regreso en el país para el aniversario del 20 de noviembre, Aniversario de la Revolución Mexicana. Su asistencia al evento del G20 es importante, a tan solo un par de meses de haber tomado protesta como la primera presidenta de México, pues tendrá oportunidad de reunirse con los lideres de las principales economías del mundo. En los próximos días se sabrá si asiste ella, o envía al canciller Juan Ramón de la Fuente.