El acercamiento de la ministra de la Corte Suprema, Yasmín Esquivel, con el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, busca obtener apoyo para su campaña nacional para la presidencia del máximo tribunal. La convicción de que la elección de los ministros se llevará a cabo a través de votaciones populares ha acelerado los planes de los actuales ministros.
Inicialmente, Esquivel dudaba en participar en la contienda debido a que temía revivir el escándalo de un supuesto plagio durante sus estudios en la UNAM. Sin embargo, su entorno la está motivando a cambiar de opinión y aspirar a ser la próxima presidenta de la Corte Suprema. Incluso le han mencionado que Margarita Ríos-Farjat, quien Esquivel no tiene simpatía, podría ser una competidora impulsada por la oposición.
Para lograr su objetivo, Esquivel ha iniciado conversaciones con Alfonso Durazo y otros gobernadores del Pacífico que son miembros del partido morenista. El gobernador de Sonora le ha ofrecido su respaldo y se ha comprometido a alinear a los otros gobernadores de la región en su favor.
Sin embargo, Esquivel ha establecido una excepción en su solicitud de apoyo: no quiere contar con el respaldo del gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, debido a los problemas que enfrenta con las bitácoras de vuelos. Sería contraproducente para alguien que aspira a presidir la Corte tener vínculos con un gobernador implicado en un asunto tan serio.
Además, el esposo de Esquivel, el constructor José María Riobóo, se ha mostrado entusiasta con la idea de que su esposa sea la próxima presidenta de la Corte. Riobóo tiene buenas relaciones con la Secretaría de Defensa y suele destacarse en las licitaciones restringidas.
Para la ministra Esquivel, esta jugada podría ser una oportunidad en medio de la tensión existente entre la familia Batres y Clara Brugada. Es bien sabido que la proyección de Esquivel perdería impulso sin el respaldo de la estructura de la capital. Con la posibilidad de obtener el apoyo de Durazo y los gobernadores del Pacífico, Esquivel podría tener una buena oportunidad en la contienda por la presidencia de la Corte Suprema.