Ha vuelto, o tal vez nunca se fue y es hasta ahora que se ve en su inmensidad. “-¿Qué hora es? -La hora que usted diga señor(A) presidente/A”.
Estamos al borde del precipicio; corrijo, ya estamos cayendo. Deberían haber algunas endebles ramas que ayudaran a detener la caída. Mas de forma casi hipnótica se prefiere perder el país, destruir —en este caso al Poder Judicial— y entregarse a lo que pauta Morena.
Esperable que legisladores y funcionarios públicos siguieran la melodía tocada por Sheinbaum y por la cabeza de Regeneración Nacional (Andy Jr.) como si fuesen los ratones siguiendo a su flautista de Hamelin. Después de todo es lógico que no se den cuenta que con la aprobación de las diferentes reformas que recientemente han impulsado ellos también se verán vulnerados en diversas maneras; son obradoristas.
Pero que otras instancias no se percaten de ello y se sumen a la avalancha oficialista es de llamar atención. Me refiero al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, al Instituto Nacional Electoral, al Consejo de la Judicatura Federal (estructura del propio Poder Judicial…). No están escuchando la justa demanda de los trabajadores de esta rama del Estado, quienes se oponen a la reforma judicial con razones claras y precisas; tal vez la única rama del gobierno que tiene bien establecida la profesionalización del servicio público de carrera. Estos últimos trabajadores que han dedicado toda su vida a la procuración de justicia, ascendiendo en el escalafón por el mérito y no por los compadrazgos. Preocupados por los derechos humanos fundamentales; por garantizar la posibilidad de que los mexicanos reciban un juicio justo y no la decisión del soberANO (o soberanA).
Sí, es cierto, como en los otros poderes, también hay familias que se han beneficiado en el Poder Judicial, teniendo diversos miembros trabajando en el mismo. Como la familia de Olga Sánchez Cordero o los Batres. Eso era lo que requería ser reformado, no la propuesta que conocemos que tira a la basura el conocimiento acumulado producto de años de trabajo.
A los trabajadores se les ha ignorado. Quien pensaría que un gobierno que se dice de izquierdas y “el más humanista de la historia” no apoyarían una huelga. El propio Consejo de la Judicatura ha terminado por negarles sus derechos. Encima, más allá de toda lógica y violentando la Ley, la consejera jurídica de la Presidencia envía a la Mesa Directiva del Senado una consulta sobre la procedencia de la resolución de la jueza Nancy Juárez. Y en la cámara alta se acordó que dicha resolución no se le diera cumplimiento.
El Senado de la República, sin tener la facultad ni el derecho, autorizó al Poder Ejecutivo el desacatar una orden judicial. 81 votos a favor y 36 en contra. Más de ocho decenas de personas que han decidido actuar como un “supra poder”. Nulo interés de todos ellos por la división de poderes o, bien, por acatar la que dicta la Constitución. ¡El Poder Legislativo viola la ley para adjudicarse una función de la que carece! El que la Presidencia de la República enviara dicha consulta al Senado, muestra soberbia y desprecio por el Poder Judicial. Mientras, el Senado usurpó la facultad del PJF. ¿Algún arrepentimiento de alguna autoridad?, ¿algún comentario en desacuerdo? Ninguno. nada.
Es absurdo pensar que los senadores de la 4t opinen en contra de una reforma que aprobaron ellos mismos y que no fueron capaces ni siquiera de leer (como lo demostró la diputada morenista Antares Vázquez Alatorre)… Pero aquí lo que sucede es aún más complicado. El Senado usurpó así las facultades de los Tribunales Colegiados de Distrito y desobedeció las leyes que juraron respetar.
De igual forma, el Tribunal Electoral viola la ley y, sin las facultades requeridas, le da la razón a la Presidencia de la República diciendo que es constitucionalmente inviable suspender los preparativos del INE para la elección de ministros, magistrados y jueces en junio de 2025. Ni siquiera porque nadie sabe de dónde saldrá el gasto para las elecciones de jueces (se calculan 7 mil millones de pesos) han querido parar la guillotina. Eso es lo que logrará la reforma que ya fue aprobada y que ahora pasó a formar parte de nuestra Constitución; decapitar y luego exterminar al Poder Judicial. Terminar con todos los jueces para incorporar a 55 mil propagandistas del régimen.
¡Claro que se puede decir que no hay Estado de derecho! La misma autoridad ya no está acatando sus sentencias…
Hay —o debiera haber— luto nacional. La destrucción está siendo total. No nos distraigamos con el viaje de Marcelo Ebrard por Japón o con Claudia Sheinbaum recibiendo a Malala Yousafzai en Palacio Nacional. Atendamos en cambio un asunto de suma importancia: las autoridades que considerábamos árbitros han dado el último paso para entregadarse a Morena. Se han entregado a los senadores de la 4t y, bajo ese esquema, nadie, ni siquiera la presidentA, cuando lo requiera, podrá contar con un poder del Estado que sea imparcial.