Cuando de lo que se trata es de joder por joder —y de paso también de enriquecerse inconmensurablemente a costa de las garantías constitucionales del resto de los mexicanos— siempre lo que haga el otro será insuficiente. Y eso es precisamente lo que ocurre frente a este régimen y su ‘segundo piso’; una estructura voraz cuya brújula es la revancha, la corrupción y —sí— la falta de escrúpulos. Ya se le podrá dar la mano que, entonces, lo que tomarán será el brazo.
Y la “mano” es lo que ofreció nuevamente ayer Juan Luis González Alcántara, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Dio una cátedra de ética, de derecho, de defensa al sistema de procuración de justicia y de respeto a todas —A TODAS— las instancias gubernamentales. (A esta le siguieron su propia declinación a participar en un proceso de selección —de elección no tendrá nada— para la renovación del pleno del tribunal supremo y la de los ministros Jorge Pardo Rebolledo y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena).
Pero si bien el proyecto de sentencia del constitucionalista González relacionado con los expedientes vinculados a la reforma judicial es sobrio y sacrificado, olvida el elemento principal: Regeneración Nacional no tiene llenadera y actúa en la brutalidad y en la sinrazón. Valga un ejemplo. En la misma reforma judicial diseñada por la 4t y avalada por sus aplaudidores —antes llamados legisladores— se estipula que si los ministros de la SCJN renunciaban para el 30 de octubre de este año, tendrían el derecho a cobrar lo que les corresponde conforme a la ley (lo que debería salir sobrando pues este es un derecho fundamental, como lo es el derecho al trabajo y el tener acceso a la jubilación y haberes necesarios por el tiempo laborado).
Sin embargo, ante la renuncia inminente de al menos siete de los constitucionalistas, ¿qué dice Claudia Sheinbaum? Que los juristas renuncian para llevarse “un montón de dinero”… ¿A ese nivel de argumentación ha llegado el Poder Ejecutivo federal?
Si de lo que se trata es de contar, le voy a contar a ella y a sus seguidores lo que sí es un montón de dinero: (1) el que ellos van a despilfarrar de nuestros impuestos para elegir a los nuevos jueces y magistrados; ¡la friolera de 13 mil millones de pesos! Y todo para sustituirlos por juristas que no tienen ni capacidad ni la experiencia —ya no se diga la ética o la honestidad—. (2) La —muy soberana— pérdida de Pemex durante el tercer trimestre de 2024. ¡161 mil 455 millones de pesos!, lo que equivale al presupuesto del Poder Judicial de todo 2023 y 2024 Y 40 veces el de los siete organismos autónomos que el régimen claudista está por desaparecer.
Así que, queda claro, aquí de lo que se trata es de fastidiar por fastidiar. De paso enriquecerse gracias a la oportunidad que tendrán algunos legisladores de las bancadas oficialistas de incidir en la designación de los miles de jueces y magistrados que integrarán el nuevo “Poder Judicial”.
Pues bien, sin omitir los fallos y las pifias de la reforma judicial, González Alcántara anuncia que los ministros de la SCJN optan por “no profundizar en la crisis constitucional que se tiene en este momento” (una crisis que la población en general aún no dimensiona por cuanto a su significado y alcances). Cual rey salomónico, la propuesta del mencionado ministro busca salvar al “bebé”; que los actuales 11 ministros de la SCJN (los once) no terminen su encargo y se renueve la cabeza del Poder Judicial por elección popular. Que, a cambio —si bien evidentemente no expresado así como lo hago yo—, se invalide la elección popular de jueces de distrito, así como de magistrados de circuito. Esto es, salvar LA CARRERA JUDICIAL sacrificándose él y los demás ministros. Una solución jurídica que deberá debatirse el día martes 5 de noviembre.
Desafortunadamente, aunque el Tribunal Supremo opte en este sentido, se ve lejos y muy improbable que Morena y el gobierno de Sheinbaum quieran aceptar —de entender mejor no hablamos— lo que ello significaría. La salud del sistema de impartición de justicia les importa muy poco.
Basta ver la reacción de Ricardo Monreal; se da cuenta de que es una salida jurídica y además digna para todos, mas precisamente por eso se apresura en dinamitarla. Sí, de antemano hay que suponer que Legislativo y Ejecutivo federal tergiversarán y desdeñarán el sentido de la propuesta del ministro.
Irónico y fatídico —como todo lo que hace la autodenominada Cuarta Transformación—. ¡El primero en agradecer la propuesta de resolución y quien debería convencer a la presidenta y al régimen es Rogelio Ramírez de la O!; el gobierno no tendría que desembolsar los mencionados 13 mil millones de pesos y este dinero podría usarse para construir hospitales, comprar medicinas, mejorar escuelas.
La del constitucionalista se trata de una decisión estratégica, correcta, aunque insuficiente. Salvar a 737 jueces de distrito y 910 magistrados (Censo Nacional de Impartición de Justicia Federal 2023, INEGI), así como a sus equipos de trabajo. Cerca de 54 mil servidores públicos quienes también perderán su empleo…
Mas no nos equivoquemos —no nuevamente—: la 4t requiere 54 mil plazas que repartir. Cincuenta y cuatro mil posiciones para sus ‘siervos de la nación’; personajes que, no importando si tienen la capacidad para desarrollar el trabajo jurídico, hagan proselitismo para el régimen morenista.
Mismo cuando lo considera deficiente, el ministro González Alcántara invita a tolerar se renueve la Suprema Corte por medio del voto popular; bajo principios jurídicos le ofrece a la 4t una salida política y puntual donde no se perdería… tanto.
Ese fue el último intento de sacrificarse como SCJN en aras de proteger al resto del gremio. Ya no habrá otros después.
Tristemente no será suficiente. Ni cercano a suficiente. De hecho, la presidenta, como buen autoritaria que es, pone en sus redes sociales que ocho ministros de la SCJN actúan de manera inconstitucional (sus asesores legales la asesoran jurídicamente mal). Lamentable papel que ella ha decidido desempeñar.
La decisión de los ministros de la SCJN es reprobar la reforma judicial, dejando su testimonio y su renuncia como muestra. Sufren una humillación en aras de que no se destruya todo el Poder Judicial.
Su decisión es un sacrificio encomiable, no cabe duda. Mas será en vano. México va en picada y quienes pueden parar esta tragedia les conviene continuar atizándola. Solo piensan en sus intereses; los de muy corto plazo, esto es.
Giro de la Perinola
(1) Ha trascendido, en voz del periodista Salvador García Soto, que la Secretaría de Organización de Morena está transmitiendo la orden al Senado de que la próxima presidenta de la Suprema Corte debe ser Lenia Batres. Tomen nota: esa —así sea se sustituya por nombres como Yasmín Esquivel o Loretta Ortiz u otros por el estilo— es la VERDADERA MEDIDA DEL AMOR que Morena siente por la procuración de justicia de este país. Desdén, burla, incompetencia es lo que ofrecen.
(2) Como les vengo mencionando ya desde hace meses, todo este circo montado por el régimen, la prisa por aprobar una reforma constitucional sin pies ni cabeza, la premura luego de la reforma en el sentido de la “supremacía constitucional”, es para eliminar por completo a un poder que siempre tuvo facultades legítimas de enmendarle la plana a las otras dos ramas del Estado hoy controladas por Morena. La protección y garantía de los derechos humanos de los mexicanos no debe estar en manos del Ejecutivo o el Legislativo, pero eso es lo que YSQ quiere. Y en este país, se hace lo que él quiere.