Fue la pregunta que tantas veces le hicimos a García Luna y Calderón, a Osorio Chong y Peña Nieto, ¿cuántos homicidios se debían contar para asumir que muchos mexicanos habían sido asesinados? Con López Obrador no tenía sentido, era perder el tiempo, él desertó de la responsabilidad de tratar de darle un poco de paz y seguridad a millones de mexicanos, en especial a los más pobres. Toca preguntarles ahora a Omar García Harfuch y a Claudia Sheinbaum, después de registrar las fúnebres cifras de octubre, 75 homicidios en promedio en cada uno de los primeros 28 días del mes. Ayer, día 29, expusieron el dato como una suerte de éxito, como si la diminuta merma estadística secara la sangre, mitigara el dolor, y uno no entiende por qué, pues de proyectarse sumaría dos mil 325 asesinados en octubre, 27 mil 375 en un año, 164 mil en el sexenio. Desgracia, tragedia. Conozco el talento policiaco, la capacidad de trabajo, el rigor de Omar y su equipo, me he beneficiado de ello. Son un grupo de formas sencillas y concretas con un éxito increíble para la época. Para mí son sinónimo de eficacia, confiabilidad. Desde ese punto de vista les pregunto, le pregunto, ¿cuántos muertos, Omar?