La importancia de ganar el partido era máxima, y así lo entendió la Selección Mexicana al dar un golpe de autoridad frente a Estados Unidos en el estadio Akron. El Tri se llevó la victoria por 2-0, devolviendo confianza y credibilidad a un naciente proyecto, y poniendo fin a la racha de siete partidos sin vencer a su rival.
El país vecino se había convertido en un verdadero obstáculo para México desde 2019, pero esta vez, en un juego amistoso, el Tri supo imponerse y cortar esa mala racha que se había vuelto obligatoria de superar. Una importante victoria que va aclarando el panorama y que se enriquece con el adiós de Andrés Guardado, quien fue titular y salió de cambio al minuto 19, poniendo fin a una admirable carrera como seleccionado nacional.
Entre los históricos presentes en la banca, como Guillermo Ochoa, Rafael Márquez y Andrés Guardado, hubo otro en acción, Raúl Jiménez, quien dio una exhibición de calidad frente a la afición mexicana. El futbolista del Fulham de la Premier League salió de cambio y fue ovacionado por los 43 mil 537 seguidores que asistieron al estadio del Guadalajara. Jiménez marcó un golazo de tiro libre al minuto 22 y, en el 49′, luchó por el balón para que César Huerta ampliara la ventaja.
Sin embargo, no todos la pasaron bien en el equipo mexicano, ya que tanto Alexis Vega como el mexicoamericano Alejandro Zendejas fueron abucheados en cada intervención que tuvieron.
El susto del técnico Javier Aguirre y su posterior visita al hospital quedará como una anécdota, ya que el Vasco se mostró intenso, exigente y furioso en algunas acciones, llegando incluso a recibir una tarjeta amarilla. Al final, su rostro se vio iluminado con la sonrisa de la victoria.
México finalmente cortó la paternidad que sufría frente a Estados Unidos y lo hizo a lo grande, convenciendo y dejando satisfechos a sus aficionados. Además, en este partido se pudo ver que el equipo ya cuenta con un eje central en la defensa y media cancha, sorprendiendo a muchos el hecho de que el experimentado portero Guillermo Ochoa no fuera titular, sino que Aguirre se decantara por Luis Malagón para defender la cabaña mexicana.