Es importante; no es para nada irrelevante. Que sea mujer y que sea conciliadora. Que sepa, pueda y busque que Claudia Sheinbaum se vuelva ejemplo de unidad nacional, no de división. Que cuide que sus comunicados no vayan cargados de imprecisiones o incluso de abiertas mentiras. La presidenta se lo merece; México más.
En este país de machos, un vocero no debe de brillar más que la jefa y aún menos a costillas de la presidenta. Y para que no le haga sombra desde la misoginia y la deformación cultural, la mejor mancuerna para Claudia en la vocería es una mujer.
Una que le quite a la mandataria la monserga de los asuntos del diario; esos que tanto le gustaban a AMLO y con los cuales nos seguirá atiborrando hasta el último minuto que le resta de su gestión. Que permita que la presidenta se reserve para lo importante, lo novedoso, lo trascendental; dejando a la vocería atender lo de rigor (con rigor; de forma concreta y técnica), así como las cansinas —y muchas veces necias— preguntas sembradas por pseudo reporteros y por propagandistas a sueldo (Jesús Ramírez) o a préstamo (Epigmenio Ibarra). Una vocera presidencial que dé anuncios rutinariamente y de carácter general, para dejarle lo ocasional, lo espontáneo y lo de altura a la presidenta. Ya entrados en gastos, ¡que la vocera sepa leer y comprender lo que lee!
Que le permita a Claudia recuperar el nivel del debate, el valor de la investidura presidencial y reservarse para el intercambio donde este sí cuenta: en la calle, con la gente de a pie, en las giras, en los momentos críticos para el país, en los lugares más apartados, pero también lo más visibles de la República Mexicana.
¿Que Sheinbaum siga trabajando para los youtuberos o para personajes impresentables y llenos de falsedades y lisonjas como Carlos Pozos (Lord Molécula) o Ana Elizabeth García Vilchis? No, eso ya no.
Sí, es momento de una mujer que le diseñe una política de comunicación novedosa y fresca; a la vez con tintes tradicionales que son más acordes a la primer mandataria de la nación. ¿Claudia quiere un ‘Intercambio con la Presidenta’ que sea real o manipular y distraer audiencias al infinito con un monólogo que de ‘diálogo circular’ no tuvo nada?
El país es otro al que “inauguró” López Obrador hace seis años y de espacios cómico-musicales ya tuvimos suficiente. ¿Prestarse a la chacota como lo hace el tabasqueño? La presidenta tendrá que encontrar el mecanismo para comunicar dando razones sobrias y sustantivas sobre su pensar. Es menester un instrumento que, entre otros elementos, permita la verificación de datos. ¿Claudia Sheinbaum desea un ‘quién es quién en las mentiras’ y darle cabida a los otros datos o un ‘Encuentro con la Verdad’?
En la encrucijada de los tiempos, quien sea su vocera deberá impulsar a ‘La Presidenta Con A’ en diversos medios de comunicación. ¿Entrevistas en programas informativos no tan críticos y mucho muy críticos? ¡Sí!, a eso a lo que López Obrador se negó todo este tiempo.
Para sus giras, recuperar la figura de enviados de medios de cobertura, tanto locales y nacionales como extranjeros. En el ámbito empresarial, en momentos de incertidumbre, ‘Un espacio abierto con la Presidenta’ y el intercambio y el diálogo entre pares es espacialmente valorado. Casi tanto como ofrecer certeza jurídica…
Por supuesto que, a estas alturas, los medios de comunicación —incluso los más importantes— ya han sido doblegados… Y es que ¿cuál quisiera seis años más de choques o de nuevos y mayores recortes en presupuestos para la compra de publicidad? Las respuestas a esas interrogantes son obvias: ninguno; ¡ni de locos! Pero igual de cierto es esto otro: la presidenta Sheinbaum TAMPOCO querrá seis años de peleas con ellos o, como única alternativa a lo anterior, verse constreñida a favorecer a improvisados o sentirse maniatada por radicales.
Las necesidades y alcances de Claudia son muy distintas a las de López Obrador en materia de comunicación; tienden naturalmente a un punto medio, lo cual se agradece. Y si bien es cierto que ella se casó con la idea de continuar con ‘las mañaneras’ (uno más de los compromisos que asumió con indeseables personajes del régimen saliente), ojalá pueda pronto deshacerse de ellas y de todos los individuos ligados a estas, sustituyéndolas por mecanismos de comunicación más honestos.
Se busca vocera(con A) de la Presidencia. En el equipo de Claudia —el suyo, el de verdad— existe ya o existirá pronto esa vocera. Una persona que, con dichas características y con el empuje de Claudia, permita que la comunicación de la próxima presidenta sea exclusivamente lo que debe de ser; exactamente lo que ella y México requieran.