A la aplanadora de Morena le falta una pieza fundamental para funcionar: un legislador o legisladora de la oposición que se “convierta” al movimiento o que se ausente el día de la votación del dictamen de la Reforma Judicial.
Ante una cada vez más complicada operación para encontrar a ese legislador de oposición que traicione a su bancada, los liderazgos de Morena en el Senado empiezan a considerar la posibilidad de que no se alcancen los votos para aprobar la reforma que sacudiría al sistema judicial del país. El “Plan B” es reinterpretar la Constitución, como ya lo deslizó el coordinador de Morena en la Cámara Alta, Adán Augusto López.
Hasta hace unos días, los principales operadores de Morena, del Partido Verde y del PT aseguraban que tendrían los votos necesarios en el Senado para aprobar la reforma al Poder Judicial, luego de que se iniciaran negociaciones con varios representantes de la oposición para obtener el único voto que les falta para aprobar el proyecto que ordenó el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Para convencer a un legislador en la Cámara Alta se prometieron alcaldías, gubernaturas y recursos económicos. Ya que esas ofertas no rindieron frutos comenzaron los amagos relacionados con pesquisas de corte judicial, a los que se sumaron algunos gobiernos estatales para presionar a sus representantes.
Los 43 senadores que fueron postulados por la oposición ―salvo los del PRD― votarán en contra de la Reforma Judicial. El último en pronunciarse en ese sentido fue el emecista campechano Daniel Barreda, con quien los representantes del Partido Verde trataron de entablar conversaciones a base de “cañonazos” de dinero y poder político que al final resultaron fallidos.
Los del PVEM eran los principales interesados en conseguir a ese legislador que les falta para ganar puntos no sólo con el presidente López Obrador, sino con la próxima mandataria, Claudia Sheinbaum. Fue así que el chiapaneco Manuel Velasco salió hace unos días a asegurar que ya habían conseguido los votos necesarios para aprobar la reforma, mientras que el coordinador morenista Adán Augusto López ―cuyo cuñado gobierna en las tierras de Velasco―, fue más cauto debido a que no se habían cerrado los acuerdos con el bando opositor, como ahora ha salido a relucir.
Sin la mayoría necesaria y con una presión inédita hacia los propios morenistas que proviene del propio López Obrador, en la 4T buscan desesperadamente reducir de 86 a 85 el número de votos con los que quedaría aprobado el dictamen de la Reforma Judicial. Fue el exsecretario de Gobernación el que dejó ver ese intento de reinterpretación de la ley. “Hay quienes interpretan que son 85, porque dicen que cuando es resto mayor o resto menor de 50, entonces se reduce. Cuando el resto mayor de 50, pues, se escala… Lo que dice la ley es 85.36 si la matemática no nos falla”, expresó Adán Augusto.
La muy enredada declaración no es otra cosa que una reinterpretación del Artículo 135 de la Constitución, la cual señala que “las reformas a la Constitución serán aprobadas por las dos terceras partes de los votos de los integrantes de cada Cámara del Congreso de la Unión, en una misma legislatura y, en su caso, por las dos terceras partes de los votos de los Congresos de los Estados cuando se trate de reformas a las leyes que regulan las atribuciones de las legislaturas locales en materia de derechos humanos, cuando éstas hayan sido solicitadas por el Congreso de la Unión o por los gobiernos estatales, así como cuando se trate de reformas que afecten la forma de gobierno de los estados.”
Según los cálculos matemáticos del tabasqueño, en el Senado hay 128 legisladores, y al hacer la operación resultaría que dos tercios son 85.33 votos; para conseguir la mayoría, la 4T considera que esos decimales no son una persona adicional. Pero sin anticiparlo, el actual coordinador de los diputados de Morena, Ricardo Monreal, les había enmendado la plana meses atrás: así que ni las matemáticas de Pitágoras, a las que hizo mención Adán Augusto López, al parecer podrá salvarlos.
Posdata 1
La crisis policía, social y mediática que ha generado la aprobación al vapor de la Reforma Judicial en la Cámara de Diputados y la intención de que pase así, fast track, en el Senado de la República, tienen al equipo de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, con los pelos de punta, según relatan las fuentes cercanas al primer círculo de la exjefa de Gobierno.
La sospecha del equipo de la presidenta electa es que, en su última intervención como presidente de la República, López Obrador, tome tal protagonismo que le eche a perder el día de la toma de protesta a Claudia Sheinbaum.
Tal escenario comienza a dibujarse en el imaginario del primer círculo claudista y genera algo más que incomodidad: los trae que sacan chispas.
Posdata 2
A unos días del Primer Informe de Delfina Gómez en el Estado de México y con la crisis activa en Chalco por las inundaciones, el gabinete de la gobernadora está fuera de control.
En la Secretaría de Finanzas, la desobediencia rebasó límites y se armó un pleito entre funcionarios de alto nivel, el cual quedó registrado en un oficio -habrá que investigar si la gobernadora lo autorizó- donde se prohibió el ingreso al Subsecretario de Planeación y Gasto Público del Estado de México a su oficina de Palacio de Gobierno.
Todo indica que en Finanzas no ayudan a su jefa y, por el contrario, le dan problemas legales: los subsecretarios son nombrados por la gobernadora y su destitución debe ser instruida por ella, pero la secretaria de Finanzas, de extracción priista, parece que se manda sola.
Posdata 3
Al interior de la Secretaría de Marina no deja de ser un tema de conversación el poder que ejercen sobre el Almirante Rafael Ojeda Durán sus sobrinos políticos —hijos de su cuñada—, los contraalmirantes Fernando y Manuel Roberto Farías Laguna, quienes han tomado el control de los ascensos dentro de la Armada, sobre todo de los contratos que se otorgan en los puertos marítimos y sus aduanas.
Se comenta que en los últimos días los hermanos Farías aseguran a sus compañeros y colaboradores que ellos tendrán influencia en la sucesión del titular de Semar, y que impulsan para incorporarse como secretario en el gobierno de Claudia Sheinbaum a quien les permite desde la oficialía mayor meterle mano a los contratos: el Almirante César Carlos Preciado Velázquez.