Me gustaría tener los ‘otros datos’ de López Obrador y acudir al bailongo del lunes, pensando que el país que nos deja es mejor al de hace seis años. La ruda realidad señala otros derroteros.
Se perfilan nubarrones —si no es que terribles tormentas— en el horizonte económico. Si el ejecutivo federal que está a punto de iniciar no actúa con estrategia y cabeza fría, independientemente de los cánticos ideológicos, las finanzas entrarán en crisis de inéditas proporciones. El que se me tache de alarmista o, peor, de traidora me tiene sin cuidado. Aquí aplica el ‘se tenía que decir y se dijo’.
Tal vez la última alarma son las pugnas internas de Hacienda, las cuales saltaron a la arena pública al grado que Claudia Sheinbaum se vio forzada a reiterar que Rogelio Ramírez de la O no deja el gobierno (al menos no por ahora) y que el subsecretario Gabriel Yorio, en cambio, se va de la SHCP para dirigir quién sabe cuál organismo internacional…
¿Se apaciguan los malestares de Ramírez de la O? ¿Esto es sinónimo de que ganó la dupla de Claudia Sheinbaum-Ramírez de la O sobre la de Andy López Beltrán-AMLO y los rapaces inversionistas? Sí, las inversiones y la tranquilidad de los mercados no pocas veces son caprichosas, pero eso no quita que estas confiaban —y a medias— en la estructura de Hacienda tal cual se encontraba. Los cambios no les sientan bien.
Esas inversiones y esos mercados leen antes que nosotros las reestructuración que, junto con las cifras —las verdaderas—, así como la terca realidad— indican que la economía de México ‘hace agua’. Que el secretario de Hacienda está solo para capotear lo más posible y que, a las primeras de cambio, renunciará o será sacrificado. En otras palabras, estos movimientos, más allá de filias y fobias, ¿qué le están diciendo a la comunidad empresarial?
Mucho. Empezando por harta incertidumbre y por que hay descontrol gubernamental en el qué hacer ante el escandaloso incremento de la deuda de nuestro país.
Una que en este sexenio se incrementó en 6.6 billones de pesos; el mayor aumento en la historia del México moderno. Una que deja a las finanzas públicas muy debilitadas y a las calificadoras mirándonos con lupa. Recordemos, además, que ya no se cuenta con fondos de estabilización para enfrentar una crisis (adivinen ustedes en qué se gastaron esos dineros…).
La reforma fiscal requerida para evitar una degradación en la nota soberana en el horizonte no se dio en todo el sexenio (la 4t tuvo todo el poder para lanzarla, pero prefirieron cuidar sus clientelas) y todo indica que la presidenta Sheinbaum rehuirá de ella. Ya lo dijo.
El margen que tiene para recortar el gasto o para endeudarse es mínimo. La mayoría de los expertos calculan que la deuda pública terminará este año arriba del 50% del PIB (si llega a los 50 puntos, estará seis puntos más que en el 2018).
En la administración ¿sexenal? que estamos por iniciar, cómo regresar —¿es siquiera posible?— el déficit presupuestario al 3% y evitar recortes en la calificación.
La inversión extranjera directa (IED) se ha ido; ni siquiera con el ‘nearshoring’ se incrementó. Conforme a las cifras del Banco de México, hasta el primer semestre de este año, la IED en este sexenio fue de 204 mil 508 millones de dólares (para que se den una idea, con el inútil de Enrique Peña Nieto fue de 213 mil 964 millones de dólares). Falta este semestre por contabilizar, pero mismo suponiendo que llegara a la misma cifra, esta no creció ni en términos absolutos ni reales. ¡Y eso que estamos ante la oportunidad única de la reubicación de inversiones por la guerra comercial que se da entre Estados Unidos y China! La Cuarta Transformación lo niega, pero claramente tanto Estados Unidos como Canadá están preocupados por la falta de independencia de nuestro Poder Judicial y la incertidumbre jurídica que se vislumbra en el horizonte…
Además, en los primeros ocho meses de este año, el saldo de la balanza comercial tiene un déficit de 10,438 millones de dólares: esto es, ¡aumentó un 23.84% respecto al mismo periodo de 2023! Dicho en términos llanos: AMLO nos llevó a importar más y exportar menos. ¡Ahí tienen la tan mentada soberanía nacional!
La balanza no petrolera pasó de un superávit de 6,907 millones de USD (2023) a uno deficitario en 3,958 millones de USD en este año (ambos medidos el mes de agosto). Para quien no lo tenga claro, un mayor déficit impacta directamente en el NO crecimiento del PIB. No, no son buenas noticias.
Las apretadas variables económicas de la transición antes comentadas, así como un gobierno quebrado y el sostener los programas sociales tal y como están, han dejado a Claudia Sheinbaum atada de manos.
Por si todo lo anterior no fuera suficiente, tenemos en puerta las elecciones en Estados Unidos y ambos candidatos presidenciales norteamericanos buscan ser más estrictos (1) con la migración (por cierto, en sintonía con lo que ya hace Canadá), (2) con el sistema financiero que regula las remesas y (3) con la renovación del tratado comercial de América del Norte. Tanto Kamala Harris como Donald Trump buscan excusas para tumbarlo. Eso ya es más que obvio. Trabajan escenarios del impacto económico que esto les traería; esquemas para darle la vuelta.
Aquí, de este lado de la frontera, no es necesario decir que las implicaciones para la economía mexicana fuera del T-MEC serían desastrosas. El 74% de nuestras exportaciones son con Estados Unidos; casi el 30% del PIB nacional depende directamente del comercio con nuestro vecino del Río Bravo.
Cuidado. Es momento de contemplar un México sin el TMEC y con la salida del secretario de Hacienda. No exagero.
Giro de la Perinola
López Obrador cierra su sexenio declarando “área natural protegida” todo el terreno donde se ubica la empresa norteamericana CALICA. A esta no la expropia ni la indemniza.
La peor señal para la inversión extranjera y futuras inversiones en el peor momento. Una piedra más en el camino de la futura presidenta y de los mexicanos.
En el marco del T-MEC, las penalidades para nuestro país son brutales. El negar el pago de una indemnización justa a CALICA nos acarreará muy malas consecuencias. Consecuencias que van más allá de esa empresa y ese acto.