Recordó que trabajaron mucho por este movimiento que ha llegado más lejos de lo que imaginaron.
“Construimos esta hazaña tocando puertas, cabezas y corazones, informando y organizando, trabajando incansablemente en todo el territorio nacional. No nos desanimaron el sol inclemente, ni los aguaceros, ni la indiferencia de muchos, ni las feroces campañas de difamación lanzadas en nuestra contra por la mayoría de los medios, ni las trampas y las artimañas con las que la mafia que se había apoderado de México saboteaba nuestros eventos o lanzaba provocaciones.
“Empezamos a luchar casi sin recursos, provistos sólo de voluntad, esperanza, convicción y amor a nuestra patria, y en unos pocos años logramos alcanzar la presidencia para iniciar una transformación que ya está en la historia. Hoy Morena es, por mucho, la principal fuerza política del país”, dijo.
Sin embargo, ahora, les recordó, deben mantenerse firmes y respaldar a Claudia Sheinbaum.
Ella, insistió como lo hace en diversos escenarios, ganó por su perfil 36 millones de votos, más que él.
“Retomará nuestra labor transformadora y tengo la certeza de que lo hará con gran capacidad, con absoluta dedicación y con honestidad. Cuánta satisfacción siento con ese relevo. Les pido que la acompañen en la difícil tarea de gobernar con la misma lealtad, con el mismo cariño y con el mismo entusiasmo que tuvieron para conmigo”, indicó.
Con voz entrecortada cuando llegó a la despedida, Durazo intentaba seguir con la lectura de la carta.
“Amigas y amigos de Morena, me retiro de la política, de la vida pública y de la militancia partidaria con un enorme agradecimiento al pueblo y en particular a ustedes mis compañeras y compañeros que con tanta convicción me sostuvieron y me ayudaron como dirigente y como gobernante”, afirmó el tabasqueño.
Durazo pidió darle un abrazo de pie a quien calificó “como un gran gigante.
“!Es un honor estar con Obrador!”, arengaban los morenistas.