Consummatum est o, dicho en español, ‘se acabó todo’ y eso que todavía no empieza…
El domingo con la renovación —que más bien fue involución— de la dirigencia de Morena, realizada celebrando su congreso nacional, quedó plasmado lo que ya se sabía: Morena deja sola a Claudia.
Aunque intentó presentar las cosas de otra forma, como si la iniciativa de separación con el partido en el poder surgiera de ella, la verdad todos la conocemos: son Morena y su nueva dirigencia las que hace tiempo anunciaron que a la presidenta no la necesitan. Es más, que les estorba.
En estricto sentido está bien que Sheinbaum quiera implantar una suerte de nueva ‘sana distancia’; la diferencia es que aquella, la original, sí surgió de Ernesto Zedillo, un convencido de la democracia y de la separación de los poderes de la Unión, y la de Claudia no. El expresidente fue quien marcó la sana distancia con el PRI; hoy es Morena el que marca distancia con la que se estrenará como primera mandataria en unos días.
Otra cosa más: ¿se dará cuenta Claudia que ella no es Zedillo y no podrá democratizar a su partido (lean la columna de Lorenzo Curzio ayer en El Universal, ‘Una democracia de Carne y Hueso’?)? Uno, porque ella no quiere forzarle a Morena esa conversión. Dos, porque Andrés Manuel ya colocó a su hijo para evitar cualquier intento si ella se lo propone.
Y si bien es cierto que el juego de la sucesión empieza el día mismo en que el presidente electo jura como constitucional, el caso de Claudia es distinto. Ella no tiene el apoyo de su partido y éste ya tiene al delfín entronizado como ganso heredero dando instrucciones para el 2030, si no es que para bastante antes…
Morena y los morenistas —que son casi sin excepción primero que nada obradoristas— le recuerdan a Claudia que en dicha organización política no hay lugar para dos, que el nombramiento de cúpulas tuvo como propósito acomodar a los equipos de Andy López Beltrán. Ella no tiene ni voz ni control en Morena a pesar de su manifiesto y sus recomendaciones para el instituto político. Pide Sheinbaum evitar que Regeneración Nacional sea partido de Estado. ¡Si ella se hizo de la victoria electoral gracias a eso mismo! ¿No aclama a un líder saliente (me refiero a AMLO, por supuesto) que se desempeñó seis años como jefe de Estado, pero también de partido? Y luego, ¿ella pedir licencia? Eso es una trampa que Claudia ha tendido y en la que ella misma ha caído. ¿Licencia en qué sentido? ¡Su presencia o ausencia de las filas partidistas de cualquier forma les daba a todos exactamente lo mismo!
Hasta el último instante de su mandato, López Obrador y su familia demuestran que Regeneración Nacional nunca estuvo pensado para compartirse o legarse a otros? De hecho, en estos momentos Morena es para Andrés Manuel y para su hijo. Luego para los nietos y demás familiares del tabasqueño. Nada más.
No sé que habrá sentido Claudia Sheinbaum cuando, en los inicios del obradorismo le dieron la espalda a su ex marido, Carlos Imaz. No sé si ahora se dé cuenta que la están desconociendo a ella —la primera mujer presidenta, lo que es todavía más delicado— en materia de política partidista/electoral y que pronto será también en términos de administración pública y gestión. Porque es inocente quien piense que el gobierno federal, sobre todo sus programas y políticas sociales, podrán marchar sin el apoyo total e irrestricto de Morena. Las personas del partido están sembradas en muchos de los puestos de nivel medio de la burocracia; no pocos secretarios, subsecretarios y directores generales también. Y que no se llamen sorprendidas tampoco Luisa María Alcalde o Carolina Rangel; presidenta y secretaria general recién electas.
Este es un país de machos, con un gobierno de machos y un partido en el poder de machos. No importará que Sheinbaum detente la titularidad de la Presidencia de la República. El que viajará, moverá, organizará, decidirá y trazará el rumbo para el país, además de para el partido, es Andrés Manuel López Obrador. Y cuando él falte, será en términos absolutos Andrés Manuel López Beltrán. Ellas, ls damas, si acaso recibirán las inconformidades; Morena y sus verdaderos dueños, el poder, la dicha, la gloria y el goce.
Morena, con los cambios a sus estatutos, le muestra su lado menos amable a Claudia; cambios relevantes para los próximos años y de manera específica estratégicamente realizados para el brillo y crecimiento de una persona en específico. Bajo esta lógica, Claudia rápidamente se quedará sola.