El fantasma del “error de diciembre” de 1994 espanta a cualquiera con memoria sobre esos tiempos de incertidumbre financiera que se registraron entre el gobierno saliente de Carlos Salinas de Gortari y el entrante de Ernesto Zedillo. Y no pocos esperan una repetición de esa historia en la naciente administración de la primera mujer presidenta de México.
Si así fuese a rezar los que tienen deudas considerables.
Y, como siempre, las primeras noticias vendrían del norte.
Esos a los que minimizamos, pese a que son nuestros mejores socios comerciales.
Los mismos que en materia de justicia podrían generar un clima de inestabilidad social y política con las manos en la cintura. Sí, solo con acordar beneficios mutuos con los personajes del crimen organizado que están en capilla.
Pero a nivel casero el horno no está para bollos.
Violencia por doquier.
Desastres naturales ocasionados por lluvias.
Extorsiones de todo nivel.
Esperemos que los malos augurios no se cumplan.
Por lo pronto, el peso firme.
Para algunos esto fue sorpresa.
Pero el juego apenas va empezando.
Ojalá no haya cambios bruscos.
Y que haya mente fría para tomar al toro por los cuernos.
De octubre a diciembre es un amplio plazo. Dicen que en esa pequeña banda de tiempo podrían registrarse algunos desastres. Sobre todo al final de año, cuando la inmensa mayoría de la población está enfiestada. Como esa fiesta que hoy termina en su primera etapa.
Pero México es un pueblo alegre.
Que siga la fiesta.