Durante este sexenio que está a punto de terminar, la televisión pública del país tocó niveles de degradación nunca antes vistos. La lambisconería fue total en los contenidos. Mensajes propagandísticos a toda hora. Sesgo en la información de los noticieros y una balanza inclinada a favor del poder y sus aplaudidores. Lo mismo uno podía encontrarse a Edy Smol, con su peculiar vestimenta, bailando con la exfiscal Ernestina Godoy y la esposa de Martí Batres, que a Jenaro Villamil entrevistando suavemente a Hugo López-Gatell, como si cientos de miles de mexicanos no estuvieran padeciendo su incompetencia en la pandemia de Covid.
Y qué decir de la administración de los recursos. El propio Villamil convirtió al Sistema Público de Radiodifusión en la oficina reina de las obras fantasma, con decenas de antenas transmisoras no instaladas y el mismo número de juicios perdidos con daños millonarios al erario, como lo revelé en su momento en Latinus.
La próxima Presidenta no parece, como en otras tantas cosas, querer eliminar el cáncer central y ya repartió a otros propagandistas, aunque más jóvenes, las direcciones de esos canales, menos el del Congreso que hasta hace unas semanas había librado la avalancha del poder, pero viene una disputa.
El primero que vio oportunidad al oler la sangre fue Adán Augusto López. El coordinador de Morena en el Senado comenzó a mover los hilos para que le pidieran la renuncia al director Eduardo Fernández a pesar de que fue reelecto para el cargo durante cuatro años en abril pasado y a través de una comisión bicameral que precisamente tenía el objetivo de blindarlo.
Luego, Andrea Chávez, senadora por Chihuahua y amante del protagonismo comenzó a presumir en sus redes al Canal del Congreso, invitando con mucho ímpetu a que la gente siguiera las transmisiones de las reformas recientes a través de esa vía, cosa que prácticamente ningún otro legislador hace. Pero Adán ignoró dos cosas.
Primero, que Graciela Báez, secretaria general de la Cámara de Diputados, metió las manos por Eduardo Fernández. Defendió que él era la única persona que podía sacar adelante la transmisión de la toma de posesión de Claudia Sheinbaum, el próximo martes 1 de octubre. Que tenía la experiencia y el conocimiento necesario. Y segundo, que Ricardo Monreal es promotor de Fernández desde que estaba en el Senado. A través de él, Monreal le dio una verdadera importancia al canal con el suministro de los recursos necesarios.
Igual que a Fernández, le solicitaron la renuncia al director de Producción, Juan Carlos Becerra. El Canal del Congreso tiene cerca de 100 empleados y sus puestos se convertirán en carne codiciada entre la manada morenista a partir del 2 de octubre, después de haber hecho brillar a la señora.