Nos cuentan que luego de que dos juzgados ordenaron a la Cámara de Diputados suspender el inicio de la discusión sobre la reforma judicial, con motivo de solicitudes de amparo de trabajadores, las cabezas de las bancadas opositoras para la nueva legislatura buscaron de inmediato al director del Jurídico de San Lázaro para conocer cuál será la respuesta legal, pero nomás no pudieron localizarlo. Dicen en la oposición que con la llegada de Ricardo Monreal como coordinador de la mayoría morenista, aplicó de entrada la barredora y ha estado despidiendo al personal administrativo, pero en realidad no han podido saber si efectivamente Luis Genaro Vásquez fue corrido de la Dirección de Asuntos Jurídicos. A ver si en las próximas horas se aclara su ausencia justo en un momento en que se requieren respuestas legales, más allá de que los juristas afirmen que no tiene futuro el intento desde tribunales de retrasar la reforma.
Marx Arriaga, director general de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública, aún sigue preguntándose de dónde salió el contrato que da cuenta de que la dependencia que encabeza Leticia Ramírez gastó más de 87 millones de pesos para adquirir más de 4 millones de libros de la colección de Pablo Freire. En su cuenta de X, el funcionario jura y perjura que el mencionado contrato salió de “las cloacas” de la SEP, de aquellas fuerzas que “sueñan con frenar la transformación” y a sus libros de texto. ¿Será que don Marx ignora que existe una plataforma en la que se publican las compras que realiza el gobierno federal? ¿O será sólo un discurso justificatorio como el que usa Donald Trump en Estados Unidos sobre el “Estado profundo”?
Esta semana el consejo nacional de Morena deberá reunirse para aprobar la convocatoria a su Congreso Nacional del próximo 22 de septiembre, en el que tres mil delegados elegirán a su nueva dirigencia nacional, que entrará en funciones el 1 de octubre, el mismo día que Claudia Sheinbaum asuma la Presidencia de la República. Nos cuentan que, además, en el partido guinda aprovecharán para hacer una revisión de sus documentos básicos: estatutos, principios y programa. Dicen los guindas que la idea es actualizarlos para que se ajusten a la nueva realidad política del país. La verdadera preocupación en el partido en el poder, nos platican desde Morena, es si ante la clara debilidad de la oposición y la ausencia de “enemigos”, podrán mantener la unidad en esa agrupación cuyos integrantes suelen pelear con más fiereza cuando la disputa es entre correligionarios.
Nos cuentan que el senador por el PVEM y expriista de toda la vida, Jorge Carlos Ramírez Marín, se promueve en la bancada oficialista como un “elemento clave” para sacar adelante negociaciones con la oposición. Nos dicen que entre los legisladores oficialistas no acaban de comprarle al yucateco su presunta “cercanía” con priistas, panistas y emecistas, que le daría una gran capacidad de lograr acuerdos, sobre todo después de la manera en que cambió de bando en busca de que Morena le diera la candidatura al gobierno de su estado. Ya se verá si los exaliancistas del PAN y el PRI de verdad le siguen teniendo consideración.