Influido por personajes como Carlos Pellicer, Tomás Garrido Canabal, Francisco Múgica o Carlos Madrazo que colocaron a Tabasco como epicentro de la política nacional, AMLO asumió que solo podía seguir en su ruta hacia la Presidencia sumergido en un movimiento político que desafiara desde fuera sin romper con el sistema; que estirara la cuerda sin trozarla.
Decía en 1996, según cita Jaime Avilés: “Si Carlos Madrazo se hubiera unido al movimiento estudiantil del 68, tal vez lo habrían metido a Lecumberri como a Heberto Castillo, pero no lo habrían asesinado”. Tal vez por eso, siguió en el movimiento.
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La Presidencia de AMLO corona un proyecto que mira hacia atrás en nombre del futuro. Conforme el discurso del tabasqueño, la política social pretende restaurar lo que él experimentó hace 50 años. Su virtud es la reorientación del gasto público con un acento de apoyo a sectores vulnerables. Y la capacidad de instrumentarlo. El pago de los diversos apoyos públicos es puntual, bajo una estructura burocrática y financiera eficiente. Una estructura que, además, funge como pertrecho político y de movilización. El incremento del ingreso, junto con el aumento salarial, modificaron los linderos de la pobreza. Es, sin duda, un logro enorme.
El gobierno denominado de la Cuarta Transformación no modifica de fondo estructuras económicas. Hay una renegociación del entendimiento con empresarios nacionales y extranjeros, un cambio de reglas y un endurecimiento en el control gubernamental de tiempos, prioridades y montos de inversión. Los grandes empresarios que han aceptado los términos no son despojados ni expropiados. Por el contrario, están en jauja.
La reforma judicial es la expresión máxima del desmantelamiento de estructuras que al final son inútiles a un proyecto centralizador de la política y de la gestión económica. Junto con el empoderamiento de los militares en la administración pública y la vigilancia interna, se configura el equivalente a un “Gran Salto” que pretende acelerar, forzar, cambios.
Mao, el líder de la Revolución china, promovió en 1958 el Gran Salto hacia Adelante en su país. Aunque aquello se refería a lo económico y su “Gran Salto” provocó la peor hambruna en China.
“¿Cómo se puede resolver (cualquier cosa) cuando solo se discute de números, prescindiendo de la política? La relación entre la política y los números es como la que existe entre los oficiales y los soldados: la política es el comandante”, decía Mao en 1958 cuando empujaba su Gran Salto… al vacío.
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AMLO logra la hazaña de modificar el pensamiento de millones que creyeron en sus dichos y acompañaron sus obras. Dispensan, sin duda, el reguero de narcoviolencia y disfrutan y conviven con la batalla diaria contra los adversarios. La anulación opositora es, sin duda, uno de los logros políticos de su causa. El juicio histórico está pendiente.