Andrés Manuel López Obrador termina mal su sexenio. Hay malestar en un amplio sector de la población por el plan C (plan capricho, digo yo) que busca eliminar los contrapesos al Poder Ejecutivo.
Antes de irse a Palenque, quiere desaparecer el Poder Judicial y reemplazarlo por uno a modo del oficialismo (así le dicen ahora a la 4T) vía la elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros. Al Legislativo lo tiene controlado. Le falta un senador para tener la mayoría calificada —dos tercios de los legisladores presentes— en ambas cámaras.
Pero con el Poder Judicial no ha podido desde que la ministra Norma Piña reemplazó al morenista disfrazado de ministro Arturo Zaldívar. La SCJN le ha tirado al autócrata reformas constitucionales que son importantes para su movimiento: La eléctrica, la electoral, el plan B y el traspaso de la Guardia Nacional a la Sedena.
Una frustración tras otra que engendraron un deseo de revancha traducido en la reforma para desaparecer al Poder Judicial, lo que ha calentado el humor social. La reforma judicial, ya aprobada en San Lázaro, está programada para ser discutida y votada por el pleno del Senado el miércoles.
La sede de este órgano legislativo está sitiada por trabajadores del Poder Judicial, en paro desde el 19 de agosto pasado. No se moverán hasta que se deseche la reforma.
Le apuestan, sin mucha esperanza, a que 43 senadores de oposición harán pedazos los sueños bananeros del autócrata. Uno que falle y el sistema de justicia en México se va al carajo.
* En uno de los postes de luz de avenida Reforma, frente al Senado, está pegado un cartel de “se busca”, al estilo del viejo Oeste. La recompensa que ofrecen es “¡un país libre!”.
El retrato es de Lenia Batres, a quien apodan “la ministra ignorante”.
En el cartel se leen los cargos que le hacen estudiantes de derecho y trabajadores del Poder Judicial fundidos en el mismo movimiento: “Traicionó a la patria y engañó al pueblo para ser cómplice del homicidio de la justicia y Estado de derecho en México”.
Esa cuadra de Reforma es de los que defienden la carrera judicial. Hay jóvenes que estudian derecho y trabajadores que llegaron de varios estados.
Todos llevan gorras, pancartas, camisetas blancas con letreros de “todos somos el Poder Judicial”, hay banderas de México, muchas banderas.
La banqueta está llena de casas de campaña. Las consignas no paran: “¡El Poder Judicial no va a caer, no va a caer!”, “¡señor senador, detén al dictador” y la que ya es un clásico de este movimiento: “México, despierta, la dictadura está en la puerta”.
En las calles aledañas del Senado es el contraste. Están llenas de vallas y granaderos enviados por el gobierno “de izquierda” para resguardar la sede del Senado.
* Sabemos que López Obrador es testarudo. El 5 de febrero pasado –Día de la Constitución– anunció el envío al Congreso de 20 iniciativas –18 constitucionales– que bautizó como plan C.
Además de las reformas ya mencionadas, el paquete incluye la extinción de los órganos autónomos, la militarización de la Guardia Nacional y la muy controvertida Reforma Judicial.
La ministra Norma Piña, presidenta de la SCJN, acompaña la resistencia como puede. Durante la tarde de ayer se reunió con trabajadores del Poder Judicial que tienen bloqueada la Cámara de Diputados.
Apenas la vieron se arrimaron al vehículo en el que llegó. En automático se escuchó el grito de “¡No estás sola!, de los manifestantes que ya la reconocen como líder de la resistencia. Piña, además, abrió consultas para aclarar si puede ordenar la suspensión de las discusiones sobre la reforma judicial.
El Presidente dijo en la mañanera que esas consultas no tienen fundamento legal: “Sería una aberración y, desde luego, una violación flagrante a la Constitución, el que se detenga el proceso de análisis, discusión y, en su caso, aprobación de la reforma constitucional dedicada al Poder Judicial. Sería una arbitrariedad”.
* Cecilia Patrón Laviada, alcaldesa panista de Mérida, viajó el jueves a la CDMX para asistir a la comida anual de los 300 líderes más influyentes de México. Previamente se reunió con un grupo de periodistas en el restaurante La Garufa de la Condesa. Nos llamó la atención la forma positiva como concibe las relaciones con el gobernador morenista del estado, Joaquín Díaz, y con el gobierno federal.
“Tenderé los puentes necesarios para generar alianzas para que a Mérida le vaya bien. Recordemos que gran parte del presupuesto que tienen los municipios viene de la Federación. En el caso de Mérida es de alrededor de 42% lo que se factura de fondos directos, incluido el predial. Pero la mayor parte la recibimos de la Federación, a través del estado”.
La alcaldesa tiene una relación de respeto con el gobernador Díaz. Ya se reunió con él. ¿Y Claudia Sheinbaum?
—Estoy tratando de encontrar canales para poder acercarme. Tenemos una coincidencia. Somos mujeres. Hemos luchado mucho para que una mujer llegue a gobernar este país. No seremos las mujeres las que le vamos a poner piedras en el camino, señaló.