Nos comentan que el próximo fin de semana, prácticamente a horas de que termine su gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador visitará por última vez Sinaloa, pese a la oleada violenta que se ha visto en las últimas dos semanas en la entidad por la que es ya una guerra abierta entre Los Chapitos y Los Mayos. Nos hacen ver que la gira tiene como propósito la entrega de obras hidráulicas. Las balaceras, bloqueos y ejecuciones no parecen disminuir con el más reciente envío de 600 militares a ese estado, que se sumó a otros despliegues de soldados días después de la detención en El Paso, Texas, de Ismael ‘El Mayo’ Zambada y Joaquín Guzmán López. Dos preguntas surgen ante este plan: ¿En realidad es necesaria la visita? y ¿también invitará a la Presidenta electa Claudia Sheinbaum apenas día y medio antes de su toma de posesión?
Como parte de la estrategia de seguridad del gobierno de Claudia Sheinbaum, se alistan cambios en la estructura de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, que estará a cargo de Omar García Harfuch. Nos cuentan que la Coordinación Nacional Antisecuestro, creada en el sexenio de Enrique Peña Nieto, y que sacó de muchos apuros al actual gobierno, va a desaparecer y su personal será integrado a la Subsecretaría Operativa, una nueva área que coordinará el combate a diversos delitos, entre ellos el secuestro. Nos cuentan que ya se están revisando perfiles para elegir a quien será el encargado de la nueva subsecretaría que tendrá a su cargo las operaciones prioritarias del nuevo gobierno en materia de seguridad pública. ¿Se acabará la política de “abrazos no balazos», cuyos resultados se muestran con crudeza en este fin de sexenio?
Al presidente Andrés Manuel López Obrador le gusta decir que a él y a su movimiento los cuida el pueblo, pero por las dudas, diez días antes de la toma de posesión de Claudia Sheinbaum como Presidenta de la República, comenzó el blindaje del Palacio Legislativo de San Lázaro con vallas metálicas, vehículos de seguridad y cierre de las calles y avenidas cercanas. Ante las movilizaciones de normalistas por el décimo aniversario del caso Ayotzinapa y el paro de jueces, magistrados y trabajadores del Poder Judicial, las autoridades al parecer prefieren no correr riesgos y comenzaron desde ahora la operación de seguridad para la sesión de Congreso general en la que rendirá protesta la nueva mandataria, por lo que la transmisión de mando ocurrirá bajo un fuerte blindaje, como sucedió en la transición de gobierno entre Vicente Fox y Felipe Calderón.
Luego de que el presidente López Obrador se despidió de la mayoría de los gobernadores de Morena y aliados con un paseo a bordo del Tren Maya, algunos de ellos aprovecharon que se quedaron a dormir en Mérida. Ayer, muy temprano, a las 06:30 horas, el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, se regaló una caminata por el Paseo Montejo, y el de Tamaulipas, Américo Villarreal, se dio una escapada para almorzar en la Chaya Mata Casona. Seguramente después se apresuraron para ir a atender sus entidades, ambas azotadas por la violencia del crimen organizado.