WASHINGTON.– A Ismael el Mayo Zambada García, capo de capos del Cártel de Sinaloa, el Departamento de Justicia de Estados Unidos lo tiene acorralado. Su única opción para evitar una sentencia de cadena perpetua o la pena capital es cooperar con Washington, traicionar y denunciar a narcos, militares, políticos y policías mexicanos que estuvieron en su nómina.
Por encima de la minucia de su entrega pactada con las autoridades federales de EU, junto con la de Joaquín Guzmán López, hijo de su compadre, Joaquín el Chapo Guzmán Loera, el Mayo enfrenta acusaciones de narcotráfico sumamente graves.
Cinco meses antes de su misteriosa llegada en avión privado a Santa Teresa, Nuevo México, en la Corte Federal del Distrito Este en Brooklyn, Nueva York, el Departamento de Justicia entregó un encausamiento judicial contra el Mayo que lo tiene atado de manos.
El caso número 09-cr-466 (BMC) (S-5), que es el expediente criminal contra Zambada, entregado el 15 de febrero último al juez federal Brian Cogan, podría implicar su pena de muerte.
No se trata de cualquier acusación federal por narcotráfico, sino de lo que en Estados Unidos se conoce jurídicamente como un “superencausamiento”, en el que al Mayo le adjudican la manufacturación, distribución y venta de fentanilo que todos los días mata a cientos de personas en ese país.
“El fentanilo es la droga más letal que haya amenazado a los estadunidenses, y el Cártel de Sinaloa continúa siendo el más grande traficante de esta sustancia dirigida a Estados Unidos. Con el fentanilo, principal causa de muerte de estadunidenses de entre 18 y 45 años, debemos continuar responsabilizando a Zambada García y a otros líderes y miembros del Cártel de Sinaloa por el deceso de muchas personas”, escribió en una carta la responsable de la Administración Federal Antidrogas (DEA), Anne Milgram, dirigida al juez Cogan el día de la entrega del superencausamiento.
El señalamiento de asesino que la jefa de la DEA hace coontra el Mayo no debe pasar desapercibido.
La acusación, de ser culpable de la muerte de centenares de estadunidenses por venderles fentanilo, es el argumento judicial con el que los fiscales del Departamento de Justicia buscan que el capo se convierta en su testigo protegido y empiece a hablar.
No importa que una de las razones por las que todos los días mueran unas 330 personas en Estados Unidos, a causa de una sobredosis con drogas sintéticas elaboradas con fentanilo, sea el fracaso del gobierno estadunidense y de la DEA en la guerra contra las drogas, Al Mayo lo quieren doblegar con la amenaza de la cárcel perpetua o la ejecución.
Aunque en el estado de Nueva York la pena capital fue abolida en 2004, el gobierno federal estadunidense puede solicitar la pena de muerte como castigo para un asesino múltiple, si es declarado culpable.
En el superencausamiento contra Zambada García, el fiscal federal para el Distrito Este en Brooklyn, Breon Peace, se encargó de que al Mayo se le responsabilizara exclusivamente del trasiego de fentanilo, amén de que en la misma Corte pesan sobre él cuatro expedientes más.
“Previamente a Zambada García en cuatro encausamientos entregados a está Corte se le acusa de mantener en vigencia una empresa criminal y conspirar para exportar a Estados Unidos cocaína, heroína, metanfetaminas, manufacturar fentanilo, conspiración de asesinato y lavado de dinero, entre otros crímenes”, resalta el fiscal Peace en el documento de introducción del superencausamiento.
En el quinto expediente criminal contra el líder del Cártel de Sinaloa en la corte neoyorquina, no se requiere ser forense para identificar desde la primeras líneas las huellas de un testigo protegido de los fiscales estadunidenses: Jesús Vicente Zambada Niebla, el Vicentillo.
“Estados Unidos contra Ismael Zambada García, alias El Mayo, Mayo Zambada, Doctor, La Doc, Doctora, El Lic., Mike y Mayo El Señor”, fueron los apodos con los que en enero de 2019, en el juicio del Chapo ante el juez Cogan, el Vicentillo, hijo del capo de capos, afirmó que se le identifica a su padre en el narcotráfico.
Proceso