Cuando se cumplen cuatro semanas de la detención en Estados Unidos de Ismael El Mayo Zambada y Joaquín Guzmán López, la Fiscalía General de la República ha dado por buena la versión publicada por Zambada, de que fue engañado y secuestrado por el hijo de El Chapo para ser entregado en Estados Unidos. La FGR no ha divulgado mayores detalles, pero ha confirmado que procesará a Joaquín por traición a la patria por el secuestro y por haber entregado a un ciudadano mexicano a un gobierno extranjero.
Puede ser, es una versión verosímil, pero lo cierto es que siguen existiendo las mismas dudas desde el jueves 25 de julio pasado. ¿Por qué iría El Mayo a esa reunión? ¿Lo convocó Cuén, que era su amigo y aliado?, ¿iba a participar en ella el gobernador como dice la carta de El Mayo?, ¿realmente es verosímil una reunión de ese tipo, con el gobernador, el exrector y diputado electo, uno de Los Chapitos y El Mayo, para resolver un conflicto en la Universidad Autónoma de Sinaloa?, ¿o sería para buscar un acuerdo entre Los Chapitos, la gente de El Mayo y la de Aureliano Guzmán, hermano de El Chapo, los tres grupos enfrentados por la sucesión en el cártel?
Si todo eso fuera cierto, ¿por qué El Mayo llegó a la reunión sin protección? Fuentes extraoficiales insisten en que habían existido en el pasado encuentros con Zambada, también que habían existido intentos de detenerlo, pero que El Mayo nunca se movía con menos de una red de protección de unas 20 personas, que lo acompañaban o que formaban parte de su círculo de seguridad.
Si nos atenemos a lo que dice la carta y a lo que le da fe la FGR en su comunicado de anoche, El Mayo iba acompañado por apenas dos personas, una de ellas comandante de la Policía Judicial, lo que hace suponer que en ese círculo de seguridad estaban incluidos más miembros de esa corporación. Ese personaje fue eliminado, según Zambada, pero al mismo tiempo mataron a Melesio Cuén.
Si eso es así, si la versión de que el asesinato de Cuén se dio en un asalto o la posterior de que fue ajusticiado en una gasolinera es falsa, como era evidente y como dice la FGR, ¿hasta dónde llega el grado, no sólo de penetración y complicidad en la Fiscalía del estado, y por ende en el gobierno estatal?, ¿miembros de la Fiscalía participaron en la entrega de El Mayo y colaboraron con Joaquín?
El comunicado de anoche de la FGR no esclarece lo que sucedió porque no da mayores detalles, salvo que se aseguró “el exterior” de un domicilio, que se tiene plenamente identificado el lugar de donde partió el avión (tampoco divulga dónde fue) y que se judicializarán esos datos.
Pero lo que es claro es que para la FGR, Joaquín secuestró al Mayo, que Cuén fue asesinado en ese mismo evento y que Los Chapitos (porque resulta muy difícil pensar que Joaquín lo hiciera solo) traicionaron y entregaron a su padrino y socio durante décadas de El Chapo, El Mayo, y que de alguna forma participó la Fiscalía en ese complot. No dice nada de una posible participación de agentes estadunidenses, aunque el hecho de que el avión fuera esperado por varias agencias en el pequeño aeropuerto de Nuevo México, muy cerca de la base operativa que se encuentra en Fort Bragg hace suponer una operación mucho más sofisticada.
Son demasiadas preguntas que todavía no tienen respuesta.
Todo esto viene a cuento también para ver en qué punto está la relación con Estados Unidos. Ese vínculo no está en un punto muerto: eso es imposible porque el comercio bilateral es el de mayor volumen en el mundo, la integración de los dos países es una realidad que no puede ignorarse, 30 millones de paisanos o descendientes de ellos viven en la Unión Americana y compartimos una frontera con una movilidad asombrosa.
Estuve esta semana en Tijuana y pude comprobar una vez más, en el paso fronterizo y la aduana de El Chaparral (que no es el de mayor movilidad de esa ciudad), un flujo constante de miles de personas cruzando en uno u otro sentido: solamente por allí cruzan 40 mil vehículos diarios y más de diez mil personas lo hacen por los puentes peatonales. Es tal la interrelación que ese puente peatonal de El Chaparral está abierto en sentido hacia Estados Unidos desde las seis de la mañana hasta las dos de la tarde y en sentido contrario, de Estados Unidos hacia México, de dos a diez de la noche. El trabajo de los elementos de la Guardia Nacional, que se ocupan también de tareas aduanales en ese paso, es de verdad notable, como lo es la comunicación con sus homólogos del otro lado de la frontera.
Lo que sí es verdad es que la administración de Joe Biden parece haberle perdido la confianza al gobierno de Andrés Manuel López Obrador o simplemente colmó su paciencia. Que el presidente López Obrador siga insistiendo en enviar cartas al presidente Biden en lugar de levantar un teléfono y hablar con él, sirve quizás para consumo interno, pero nada más.
No están alineados los intereses de las diferentes instancias de gobierno, incluso de las fuerzas de seguridad.
Por eso no hay respuesta de la administración de Biden a las cartas y reclamos de Palacio Nacional. La respuesta me temo que se dará con hechos en el ámbito de la justicia, pero de la estadunidense. Nada de eso frenará, por otra parte, esa integración profunda que se puede ver en lugares como Tijuana.