Mucho antes de las elecciones del 2 de junio aquí, en este modesto medio de comunicación, se dijo que la más fuerte oposición para el régimen de la 4T era Estados Unidos. Hoy se comprobó esa visión: El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, advirtió que la reforma judicial, que considera la elección directa de jueces y magistrados, es un riesgo para el funcionamiento de la democracia en México y arriesga la integración comercial de México con Estados Unidos.
Eso bastó para que la aplanadora guinda frenara su marcha y obligó a sus operadores a reflexionar si meterán reversa o simplemente habrá algunos ajustes a la máquina que amenazaba con arrollar todo a su paso.
Y como en política no hay casualidades, a la advertencia del “amigou” Ken se sumó una posición similar del embajador de Canadá, Graeme Clark, quien aseguró que la reforma al Poder Judicial genera incertidumbre entre los inversionistas de su país.
Detalló: “Como Embajador es difícil para mí hablar públicamente sobre estos temas, pero lo que sí puedo decir es que mis inversionistas sí están preocupados, ellos quieren estabilidad, quieren un sistema judicial que funcione si hay problemas”.
El siempre amable Ken, que nunca había ofendido ni con el roce de una palabra altisonante al gobierno mexicano, cambió su diplomática postura para verse como un verdadero Tío Sam con su amenaza de que si siguen por esa ruta se arriesga la relación comercial con Estados Unidos.
No fue necesario que Ken recordara a sus anfitriones que el principal socio comercial de México es Estados Unidos.
México envía aproximadamente el 80 por ciento del total de sus exportaciones al mercado norteamericano. Desde la vigencia del TLCAN, el crecimiento de las importaciones pasó de 42 billones de dólares a 294 billones, y las exportaciones crecieron de 40 a 240 billones de dólares.
Así que el “amigou” Ken debería ofrecer un pequeño curso de capacitación a la llamada oposición de México, que hasta hoy se ve bien arreglada con el régimen cuatroteista. Por eso algunos observadores pronostican que en nuestro país están dadas las condiciones para el nacimiento de un partido de ultra derecha. Ya se mueven algunas aguas en ese sentido. El peligroso escenario que vemos bien podría contribuir a un parto diferente.