El mexicano Osmar Olvera consiguió su segunda medalla en París 2024, tras lograr el Bronce en el trampolín individual de 3 metros.
Como un avión, Osmar desplegó sus alas y voló del trampolín hacia el Bronce olímpico.
Se dice que el trampolín está diseñado del material con el que se elaboran las alas de un avión. Osmar voló alto en París para convertirse en doble medallista olímpico 40 años después del último mexicano que ganó dos preseas en una misma edición de Juegos Olímpicos: Raúl González en Los Ángeles 1984.
Con tan solo 20 años logró su segunda presea olímpica en París. Solo abajo del 1-2 de China, en la prueba de trampolín individual de 3 metros. Osmar no había nacido cuando Fernando Platas había ganado medalla olímpica en esta prueba hace 24 años. Hoy es el nuevo rey del aire.
Sus puntas no son simples puntas, son las puntas de un clavadista que practica ballet para mejorar sus saltos. Son las puntas de un clavadista bailarín dotado de elegancia que se ayuda del viento.
Su tercer clavado, dos vueltas y media hacia atrás, recibió calificaciones de 6.0, pero aún se mantuvo en la pelea por el Bronce debajo de los chinos Wang Zongyuan y Xie Siyi, que tiraron arriba de los 90 puntos. Un salto que provocó angustia del público en el Centro Acuático, pero que no lo sacó del podio.
El grado de dificultad comenzó a subir, la atmósfera en el público se calentó y la presión en el trampolín se intensificaba. Los aficionados mexicanos ya no tenían uñas ni garganta. En la cuarta ronda tiró un clavado de 98.80, de casi 100 puntos.
A Osmar no le gustan el camino fácil, su entrenadora, la china Ma Jin, le ha sugerido bajar su grado de dificultad y hacer clavados más sencillos, pero el mexicano se ha negado, por lo que su lista de saltos es una de las de mayor grado de dificultad.
La estrella mexicana fue uno de los afectados por el retiro de becas deportivas de la Conade. En torneos internacionales compitió sin su entrenadora. A pesar de esto ha logrado tres metales dorados en Juegos Panamericanos, cuatro medallas en Mundiales y ahora dos preseas en los Olímpicos.
Con su último clavado sabía que estaba en el podio, agitaba los brazos, bebía de su propia confianza. Osmar es el nuevo genio que domina el viento.