El presidente Andrés Manuel López Obrador no se ha resignado a dejar de ejercer el poder a plenitud. No por lo menos hasta el último día de su mandato presidencial. Sus incansables recorridos por el país –ahora acompañado de la virtual Presidenta–, los mensajes y órdenes que da todos los días en sus conferencias matutinas y la cargada agenda de reformas constitucionales y legales que heredará al próximo gobierno, han generado cierto malestar y preocupación al interior del equipo de Claudia Sheinbaum.
Se anticipaba que López Obrador, con el arrastre social que tiene, iba a mantenerse activo durante la transición, pero no de la forma que lo ha hecho y, más aún, con la presión que está ejerciendo en los nombramientos del gabinete presidencial de su sucesora y en las reformas estructurales que propuso en febrero pasado al Congreso federal.
La primera alerta fue unos días después del triunfo de Sheinbaum en las urnas. La virtual Presidenta electa habló de socializar y abrir a un gran debate la discusión de la reforma judicial, lo cual se leyó como que la iniciativa no se aprobaría con prisas en septiembre; sin embargo, López Obrador dijo sí va en su último mes como Presidente y con la elección de jueces, magistrados y ministros.
Luego, tras una primera reunión después del 2 junio, López Obrador aseguró que no presionaría a Sheinbaum con la aplicación del Plan C, tras la obtención de la mayoría calificada en el Congreso. “No, porque yo respeto mucho a Claudia y le tengo mucha confianza”, dijo.
La novedad es que el Presidente quiere dejar listos todos los dictámenes de sus 18 reformas constitucionales y dos legales, de manera que se pasen fast track en septiembre, su último mes de gobierno. Por lo pronto, la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados ya aprobó el calendario de ruta para la discusión y votación de las 20 reformas enviadas por López Obrador. Será entre el 1 y el 22 de agosto cuando se procesen.
Y llegará el temido mes de septiembre, en el que López Obrador contará con 30 días para aprobar todo lo que le instruya a los diputados y senadores de Morena, el Partido Verde y el PT. Se dice que el Presidente se ha convencido de que si no es él mismo quien empuja sus iniciativas, algunas de estas quedarán truncas o no verán la luz. La explicación que ha dado a su sucesora es que serán su legado y él asumirá el costo de todos los cambios institucionales y políticos que detonarán dichas reformas.
Por si fuera poco, el Presidente también ha estado incidiendo en los nombramientos del gabinete de Sheinbaum, de manera directa e indirecta. Más allá de las designaciones de Rosa Icela Rodríguez, Alicia Bárcena, Raquel Buenrostro, Ariadna Montiel, Rogelio Ramírez de la O, Marcelo Ebrard y Juan Ramón de la Fuente, quienes forman o formaron parte del gabinete de López Obrador y transitarán al de Sheinbaum, el Presidente ha tenido otra manera de presionar para que se mantengan algunos otros: llevándolos a su mañanera a que expongan las “bondades” de sus encargos y después reciban un espaldarazo presidencial. Con el gabinete de salud, el Presidente se atrevió a sugerir públicamente que sería bueno ratificar a Zoé Robledo al frente del IMSS, a Ruy López como subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud y a Alejandro Svarch como titular de Cofepris. Solamente el primero le ha concedido Sheinbaum, con quien además ya lo había acordado semanas atrás.
Algo similar sucedió este miércoles con la presentación que encabezó el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, en la que participaron el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, el de Egresos, Juan Pablo de Botton, y el director del SAT, Antonio Martínez Dagnino. Si AMLO tuviera la decisión, todos serían ratificados, pero la futura Presidenta tiene sus propios perfiles, lo mismo que Ramírez de la O.
En el sector energético están en las mismas. La designación de Luz Elena González como secretaria del ramo fue enteramente de Claudia Sheinbaum, pero en Pemex y CFE, el Presidente ha deslizado la posibilidad de que repitan Octavio Romero y Manuel Bartlett, lo que sería un grave error para la transición energética que pretende implementar la nueva Presidenta y peor como mensaje para los inversionistas.
El cambio de último momento sobre el anuncio del próximo director de Pemex, planeado originalmente para la semana pasada, habría obedecido a presiones para consultar de nuevo con Octavio Romero. Ya veremos si no hay una sorpresa (negativa) este jueves con el anuncio que hará la futura Presidenta sobre otro integrante de su gabinete ampliado.
Posdata 1
Otro problema vendrá con el nombramiento de los subsecretarios de Estado, sobre todo de las dependencias clave. Al parecer tales perfiles no solo serán “palomeados” por los titulares de las mismas, sino por la Presidenta y, al parecer, también por el Presidente.
De tal suerte que en Hacienda, Rogelio Ramírez de la O y Sheinbaum al parecer ya decidieron cambiar, por lo pronto, al subsecretario de Egresos y al titular del SAT. A la primera cartera llegaría la actual secretaria de Finanzas capitalina, Bertha Gómez Castro, y al segundo Arturo Medina.
En Economía, Marcelo Ebrard pretende nombrar a Luis Rosendo Gutiérrez como subsecretario de Comercio Exterior y a Vidal Llerenas como subsecretario de Industria y Comercio, pero tampoco están seguros, por el mismo caso: tiene que pasar otros filtros.
Y así también con la Secretaría de Energía, para cuyas subsecretarías suenan también los nombres de los académicos de la UNAM que asesoran a Sheinbaum, Víctor Rodríguez Padilla o Jorge Islas Samperio, o bien el actual consejero independiente Lorenzo Meyer Falcón, si es que ninguno de ellos termina al mando de Pemex o de CFE.
Posdata 2
La semana pasada di cuenta de los “jaloneos” que persisten en el gobierno del Estado de México, entre los nombramientos del secretario de Gobierno, Horacio Duarte, los recomendados por los hijos del presidente López Obrador y los de la propia gobernadora, Delfina Gómez.
Hablé del tema de seguridad y el golpe en la mesa que dio Duarte para remover a Andrés Andrade, cercano a la gobernadora, e imponer al general Cristóbal Castañeda. También de la Secretaría de Finanzas, que encabeza Paulina Moreno García, una joven economista muy cercana al grupo de los hijos del Presidente, y su subsecretario de Planeación y Presupuesto, Reyes Ruiz González, un egresado del ITAM, viejo conocido del exsubsecretario de Hacienda de Enrique Peña Nieto, Fernando Aportela.
Expuse que sonaba con fuerza el nombre de Óscar Flores Jiménez para encabezar la Secretaría de Finanzas del Estado de México y darle una sacudida, toda vez que este funcionario es de todas las confianzas de Delfina Gómez. Sin embargo, me confirman que más bien será el nuevo Jefe de Gabinete de la gobernadora. Horacio Duarte buscaría entonces impulsar a alguien más para encabezar la Secretaría de Finanzas.
Posdata 3
La fintech mexicana Aviva, enfocada a personas y microempresas no bancarizadas que viven en ciudades de menos de 500 mil habitantes, levantó 5.5 millones de dólares en una ronda de capital.
En dicha ronda participaron Krealo, el fondo de capital de riesgo de Credicorp, Ignia Partners, Carao Ventures, Rainforest Capital, DCG y sus inversionistas actuales Wollef, Newtopia, 500 Global y Magna Capital.
Con esta inversión, Aviva crecerá su portafolio a más de 500 millones de pesos. Fundada en 2022 por Filiberto Castro, David Hernández, Amran Frey e Israel García, Aviva está desarrollando una plataforma financiera que combina tanto lo físico como lo digital (phygital), para llegar a 70 millones de mexicanos que viven principalmente en ciudades con menos de 500 mil habitantes.
Este mercado se caracteriza por altas tasas de informalidad laboral y el continuo uso de efectivo y representa una oportunidad de más de 150 mil millones de dólares en activos de préstamo.