Por Stephanie Henaro
El paso por México de la presunta espía rusa “Maria Tsalla” y de la espía rusa “Maria Munos- Mayer”, después de que ambas dijeron haber nacido en Atenas y ser mitad mexicanas, nos habla más de una causalidad geopolítica, que de una casualidad, en la que México es una puerta valiosa para conducir sus actividades y en la que el país parece tener una autoestima nacional tan baja, que no reconoce lo importante que es.
En el caso de “María Tsalla”, —una presunta espía rusa que pasó por México sin dejar rastro y cuyo verdadero nombre es Irina Aleksandrovna Shmurevna, —sabemos que ingresó a México vía Cancún el 1 de enero del 2012 en el vuelo 650 de Air France proveniente de París, utilizando un pasaporte ruso con numeración 716652737 y que decidió “nacer mexicana” para obtener un pasaporte mexicano con el número G06705356, y abrirse las puertas de Grecia, país en el que se quedó cinco años viviendo en Atenas y logró obtener su ciudadanía en diciembre de 2018, para continuar con sus actividades en territorio europeo sin ser detectada.
Los medios locales relatan que esto lo logró sobornando a alguien del Ayuntamiento de Marousi para que arrancara la hoja correspondiente al registro de defunción de la verdadera María Tsalla —quien murió poco después de nacer en la fecha señalada en el pasaporte mexicano—, y posteriormente con la ayuda de una firma de abogados local a la que pagó cinco millones de euros por sus servicios.
Sin embargo, sus días estaban contados. Desde que los griegos se dieron cuenta de que un tercer país estaba intentando acceder a la base de datos de sus ciudadanos fallecidos, la empezaron a buscar y la encontraron cuando atraparon a otros espías rusos en Eslovenia, en diciembre de 2022, quienes usaban pasaportes argentinos, entre los que se encontraba “Maria Munos-Mayer”, que recientemente fue galardonada y recibida por Vladimir Putin junto con toda su familia luego de haber sido parte del mayor intercambio de prisioneros entre Rusia y Occidente desde la Guerra Fría, llevado a cabo a principios de este mes, en Ankara.
Lo interesante aquí es que, antes de ser argentina, “Maria Munos-Mayer” o Anna Valeryevna Dultseva fue mexicana y al igual que “María Tsalla” también dijo haber nacido en Atenas y ser de madre mexicana. De hecho, la primera vez que entró a Argentina lo hizo con un pasaporte mexicano que a diferencia del de “Tsalla” podría haber sido verdadero, porque de ella hay más huellas de su paso por México que se remontan a una acta de nacimiento original, que logró sacar en el estado de Querétaro en Junio del 2012. En la que declaró ser de padre austriaco y madre mexicana.
Además de esto, lo curioso aquí es que en el caso de ambas se sabe cuándo entraron a México, pero no cuando salieron. “Munos-Mayer” ingresó a México utilizando ese nombre el 25 de mayo de 2012 en el vuelo 452 de Aeroméxico proveniente de La Habana, Cuba, usando un pasaporte austriaco con numeración L0449718, para tres meses después obtener uno mexicano en Querétaro con numeración G10164614 , una CURP MAMR840406MNEYXS01, un RFC MAMR840406XXX y hasta una clave de elector MYMSRS84040687M200.
¿Habrá votado en las elecciones? Esta es una pregunta irónica que sale de otras que no lo son tanto : ¿Cómo consiguió a alguien para darle documentos? ¿Es así de fácil? ¿Qué hay entre México, Atenas y Rusia?
El último en salir, apague la luz. @StephanieHenaro