Más atole con el dedo. Todo el tiempo que Omar García Harfuch fue secretario de Seguridad de la Ciudad de México, López Obrador no quiso recibirlo. No le permitió la entrada a las reuniones del ‘gabinete de seguridad federal’ y las lenguas informadas dicen que cuando el funcionario estaba recuperándose en el hospital por el intento de asesinato que sufrió, el presidente de la República no se dio tiempo para llamarle.
Atole con el dedo querernos hacer creer, entonces, que a poco más de un mes de que la virtual presidenta electa lo nombrara como su próximo titular de Seguridad federal, López Obrador de pronto quiera mostrarle su respaldo.
De respaldo, nada; de imposición, mucho. Como todo lo que AMLO hace. Imposición de ‘estrategia’, sí. Una consistente en dar “continuidad a la visión de seguridad que trasciende el ámbito local”… Traducción: “no admito ningún cambio a mi estrategia de corte federal”.
Recordemos que mientras López Obrador anunciaba abrazos para los delincuentes, García Harfuch sufría los balazos del crimen organizado de la capital. Mientras el señor de Palacio se reunía con la madre de “el Chapo” Guzmán en Badiguarato, el funcionario capitalino intentaba aprehender a sus hijos y otros malhechores. Mientras López Obrador hizo eco del juicio que tenía lugar contra Genaro García Luna en Estados Unidos, Harfuch fue su discípulo…
¿Para qué se reunieron el futuro senador y titular de Seguridad federal y el presidente de la República, pronto ex mandatario? No fue para fumar la pipa de la paz; López Obrador es demasiado orgulloso para aceptar que se equivocó.
Fue para darle línea a García Harfuch e imponerle condiciones.
Tal vez López Obrador quiso amenazar a García Harfuch con Hugo Torres Zumaya, individuo que ha sido retratado aspirando droga y quien dice ser amigo de García Harfuch. Hay fotos de ambos juntos. Pero no creo haya sido necesario… En todo caso, ¿por salir juntos en una foto? López Obrador tiene fotos mucho más comprometedoras.
Tal vez solo le advirtió que de ahora en adelante debe negar a García Luna. Nunca lo sabremos…
Lo que sí es de conocimiento de todos, pues lo informó el tabasqueño, es lo siguiente, algo que suena mucho a advertencia: “él fue secretario de Seguridad de la CDMX; sabe cuál es la estrategia que se sigue: la idea central de atender las causas de que la paz es fruto de la justicia”… ¡Caray!, ¿por qué entonces no se atendieron las causas en este sexenio?
Andrés Manuel también dijo que había temas de seguridad que quería que García Harfuch conociera. Si, como ya dije, existen y han existido durante años las reuniones del gabinete de seguridad, ¿por qué no mejor invitarle al mismo y dejarse de rodeos?
Pero lo que es más, desde la óptica de género habría que preguntarse otras cosas: ¿por qué un subordinado de Claudia Sheinbaum tiene que acordar con López Obrador? ¿Por qué ella no estaba presente también?
Algunas respuestas:
a) ¡Machos! Discuten ellos, solo ellos.
b) Andrés Manuel no va a cejar en descalificar a Claudia.
c) Un aviso de que el que manda es él; que ella es solo un accesorio.
Para rematar, López Obrador dijo: “confío en García Harfuch, cuentan los resultados”. Se disparó en el pie. ¿O ya de le olvidaron los resultados por cuanto al número de homicidios, feminicidios y desaparecidos en todo el país durante su sexenio? La confianza hacia el mandatario debe de ser mucho muy negativa…
Hablando de confianza, confío que Harfuch le esté dando atole con el dedo a López Obrador; ese mismo nivel de engaño que este último nos quiere recetar todos los días.
Giros de la Perinola
– Indígenas señalaron su exclusión en el gabinete de Claudia Sheinbaum. El reclamo se resume así: “¿Acaso solo serviremos para dar bastones de mando?” La respuesta vendrá en el nombramiento del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas y en el presupuesto destinado para los pueblos originarios. Espero sea positiva…
– ¿Qué pasa que Claudia reitera vez tras vez que no habrá traición o rompimiento con López Obrador? Ahora dijo: “Hay adversarios que dicen que quisieran que hubiera un rompimiento. Pues no lo va a haber”. Es lógico que no lo haya habido, no lo haiga y no lo haya. ¿Por qué reiterar que no habrá traiciones o rompimientos?