La corrupción es la verdadera historia oculta detrás de ‘los otros datos’. Para muestra, tres botoncitos: los terrenos de Bartlett, casi 164 hectáreas (Proceso), la casa y las otras propiedades de Nahle (Arturo Castagné y Reforma) y una obra que debía costar 8 mil millones de dólares y ya va en más de 16 mil (el propio gobierno, Pemex). Corrupción, corrupción, corrupción.
El sexenio de EPN palidece frente a este que está por concluir. Y si el de AMLO no pasa a la historia como el más corrupto es gracias a que el régimen de Sheinbaum (con López Obrador como comandante) le servirá de tapadera.
López Obrador sostuvo que tendría el combate a corrupción como bandera. Ha sido todo lo contrario. Pero la gente es tan ignorante o tan hipócrita (de eso siempre se ha aprovechado Morena), que no se da — o no quiere darse— cuenta de que la corrupción ya toca todo lo público. Que las ocurrencias y los amiguismos nos los cobrarán a todos, mismo los que no pagan impuestos o los que hoy se benefician de los programas del Bienestar.
Antes se buscaba ocultar la corrupción. Ahora la visten. Como es simular inaugurar varias veces una refinería o decir que ahora sí ya produce gasolina.
Como timo es decir que en Dos Bocas ya se habían comercializado el pasado mes un millón de barriles…López Obrador anunció en 2019 que la refinería solo costaría 8 mil millones de dólares para contruir. Se burló de quienes en ese entonces decían que el costo sería mucho mayor. El día de ayer, el director de Pemex, Octavio Romero, sostuvo que el costo alcanzó los 16 mil millones de dólares (di bien, si uno se asoma a lo que reporta Hacienda, el costo ya sobrepasa los 24 mil millones de dólares).
La refinería la inauguró el gobierno cuatroteísta en julio de 2022 sin estar terminada y apenas se anunció “el inicio de producción”…
Decir que ya alcanzó la capacidad para procesar los 170 mil barriles de petróleo crudo diarios, lo que equivale al 50% del volumen total que procesará la planta y que para el 21 de agosto llegará al 100% pertenece al mundo de ‘los otros datos’ y, por lo tanto, de la corrupción.
Lo único real fue el montaje consistente en cientos de pipas llenas de gasolina que permitieron el inicio de la “producción” de Dos Bocas.
Los mexicanos toleran la corrupción de la Cuarta Transformación, así como el que se haya conformado una nueva ‘élite dorada/morada’ que se hace putrimillonaria. La familia Nahle tiene una casa en el fraccionamiento más caro de Boca del Río Veracruz, además de un departamento en Monterrey, entre muchas otras propiedades (¿se imaginan las que se irán sumando al sexenio que iniciará Nahle en Veracruz?). Lo mismo, pero más desvergonzado aún —sí, sí se puede—, lo de Bartlett, director de la CFE. Gracias a que tuvo acceso a información privilegiada al inicio de este sexenio, pero también antes del 2018, se adelantó a la construcción del Tren Maya. Eso es corrupción.
Él, sus hijos y su pareja tienen hoy predios de lujo en Cancún, Playa del Carmen, Tulum y Puerto Morelos…
Los miembros de la 4t, la élite dominante, podrá tener privilegios que ni Obama…
Y nada distinto que esperar de Claudia Sheinbaum, pues ayer bien que ella se prestó gustosa a la farsa…
Farsa es preguntarse qué hacer con Pemex, con su gigantesca pérdida de más de 250 mil millones de pesos tan solo en el segundo trimestre de este año. Farsa también será la respuesta que dé la presidenta… (por cierto, ya se dieron cuenta que de derrocar la oposición a Maduro en Venezuela, se abre nuevamente el petróleo de ese país al apetito de Estados Unidos?).
Total, que seguimos preguntándonos “¿qué hacemos con Pemex?”, cuando que debemos plantearnos qué hacer para, en México, dejar de institucionalizar las pérdidas y no permitir que unos cuantos privaticen las ganancias.
Giro de la Perinola
Rocío Nahle asistió a esta —la segunda— inauguración de Dos Bocas. ¿Sabe cuántos litros de petróleo se procesan cada hora?, ¿o el daño que causó a Paraíso con la destrucción de los ecosistemas de la región?, ¿o cómo llegó al mercado lo que según ella ya se comercializó?
Todo aquello que criticaron, lo incrementaron. Los negocios de las familias Bartlett, Nahle, Alcalde Luján, Batres Guadarrama, Godoy, Sandoval-Ackerman, Monreal —por mencionar algunas— muestran que la corrupción cambió de manos. Y ahora ni siquiera intentan ocultarla.