En ciertas partes de Culiacán, capital de Sinaloa, la entrada y salida de personas y vehículos son altamente vigilados por Halcones, miembros de los principales grupos delincuenciales que cohabitan en la zona que se dedican a vigilar e informar todo lo que ocurra, que ante la menor sospecha de gente extraña, alertan y corroboran que no sea nada que los ponga en riesgo. Esto se da en el contexto de la tensión que existe entre la gente de Ismael “Mayo” Zambada y los adeptos a Los Chapitos luego de la entrega del capo a las autoridades de Estados Unidos por parte de Joaquín Guzmán López.
De acuerdo con información del portal InSight Crime, en la comunidad rural de La Loma, vigilantes con radios en sus cinturones suelen estar atentos a todas las entradas y salidas de personas al pueblo, y si detectan que un auto desconocido llega, avisan para que sus compañeros, en moto, averigüen quien es y qué es lo que quiere en el lugar.
Desde el presunto secuestro y entrega a las autoridades estadounidenses del “Mayo” por parte del hijo de su ex socio, Joaquín “El Chapo” Guzmán, la tensión por un posible enfrentamiento entre ambas facciones, pertenecientes al Cártel de Sinaloa, es palpable. Y en este poblado, de poco más de mil habitantes que funge como frontera invisible entre los territorios de la Mayiza y el de Los Chapitos, la constante vigilancia es muestra de ello.
Zambada fue, de acuerdo con una carta dada a conocer por sus abogados, traicionado y secuestrado por Guzmán López, quien por la fuerza lo subió a una avioneta y lo llevó a un aeropuerto privado en Texas, donde la policía estadounidense arrestó a ambos.
Fotografía de archivo donde se observa el avión privado donde fueron transportados Ismael “el Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López, en un aeropuerto privado de Santa Teresa, Nuevo México
Desde entonces, Sinaloa está en alerta ante una posible escalada de violencia a raíz de estas capturas. Sin embargo, hasta el momento no se han presentado enfrentamientos importantes o muestras de agresividad como lo que ocurrió con la captura de Ovidio “El Ratón” Guzmán, el menor de los hijos de “El Chapo”, en 2019.
Tras el arresto de El Mayo, las personas temían que estallara otro Culiacanazo, como se le conoce a uno de los sucesos más violentos que se hayan registrado en los últimos años, y que derivó del arresto de Ovidio Guzmán, hijo menor de El Chapo, el 17 de octubre del 2019, ya que luego de su detención, sus hermanos movilizaron a sus tropas en la capital sinaloense.
Éstos comenzaron a atacar objetivos gubernamentales y militares alrededor de la capital estatal. Se podían ver enormes torres de humo saliendo de autos y vehículos que habían sido quemados. Una de las órdenes de los altos mandos era atacar a las familias de los soldados, que se encontraban en la Unidad Habitacional Militar de Culiacán, cosa que no se concretó. Los sicarios estaban bien equipados, con chalecos antibalas y ametralladoras pesadas. Al final, Guzmán López fue liberado después de que ocho militares fueron tomados como rehenes.