Los venezolanos se expresan. El pueblo bueno y sabio de Venezuela ha decidido tomar las calles; protestan contra la tiranía de Maduro. Ya no lo quieren y han bajado de los barrios populares hacia el palacio de gobierno de Miraflores para exigir su destitución. ¿Será suficiente?
Por lo pronto en México no se escucha a ese pueblo, pues este va en contra del presidente de Venezuela. Y resulta que ese presidente es amigo de López Obrador… Tenemos, entonces, que nuestro gobierno ha preferido darle la razón a lo que dice el dictador y al Centro Electoral Nacional de Venezuela, que controla Maduro, y no a los habitantes de esa nación.
¿Qué cambió del López Obrador del 2006 que gritó “¡fraude!” al Andrés Manuel de hoy que se hace de la vista gorda del enorme fraude electoral que cometió el dictador venezolano? Hoy el gobierno de México se coloca en el peor lado de la historia. Sí, la patética posición de México se resume en un “ABC”:
A de ausente. México fue famoso por su participación en la diplomacia internacional, sin tener grandes recursos, pero sí contando con diplomáticos de carrera y con una política de acercamiento entre los países latinoamericanos. Un poco de mediador y un mucho de conciliador. Eso ha desaparecido.
B de Brasil. La diplomacia latinoamericana siempre tuvo dos grandes polos: Brasil y México; en la mayoría de los casos, México llevaba la batuta y Brasil seguía. Ahora quien sirvió de catalizador fue Brasil. Lula fue quien habló con Biden y si bien al final se desistió de votar en contra del gobierno de Maduro en la asamblea de la OEA, sí estableció momentum en contra del régimen chavista de Venezuela.
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C de Chile. La posición en favor de los derechos humanos de los venezolanos que asumió Chile y el gobierno de izquierda de Boric. Su orientación y compromiso ideológico no le impidió ver y levantar la voz contra un gobierno que se comporta de manera francamente antidemocrática.
La postura que ha asumido el gobierno de la Cuarta Transformación es, en cambio, lamentable. Andrés Manuel —y ahora también la futura presidenta de México— sostiene que la comunidad internacional no debe meter sus narices en el conflicto de Venezuela. Su razonamiento no se sostiene pues él y Relaciones Exteriores se han involucrado en asuntos de otros países. ¿O no mandó un avión militar a traer a Evo Morales desde Bolivia? ¿No intentó sacar a un exvicepresidente de Ecuador, prófugo de la justicia? ¿No opinó de las elecciones de Estados Unidos hace cuatro años? ¿O de las de Argentina hace uno? ¿O sobre la conformación del gobierno español? Metiche, además de mentiroso.
Pongámoslo como es: López Obrador decidió sacrificar los derechos humanos de los venezolanos en aras, ya ni siquiera de una posición o ideología para la región, sino con el fin de hacer similitudes con su caso y el 2006 en México. Demagogo consumado. Ya ni siquiera porque Corina Machado es oposición como él hace 18 años… Andrés Manuel prefiere defender al poder, a Maduro y, claro, en esa comparación, como en cualquier otra, presentarse como la víctima y el que merece los reflectores.
¿Pero qué podemos esperar de un individuo y una política exterior que ha sacrificado incluso a los mismos mexicanos y a sus intereses? Si AMLO ni siquiera lo hace por los mexicanos, ¿por qué pensar que no sacrificaría a los venezolanos?
Defender a un autócrata como es Maduro, las trampas que se cometieron en la jornada electoral, muestran a nuestro líder a un individuo que es capaz de negar la realidad con tal de defender al dictador populista.
Giros de la Perinola
1.- De los líderes mundiales que apoyan a Maduro abiertamente están Putin de Rusia, Xi Jinping de China y Trump, quien culpa a Biden de lo que sucede en Venezuela. Mientras, en la reunión de la OEA, los representantes de Lula (Brasil) y Petro (Colombia) no hicieron su parte.
2.- México protestó por el acoso y situación que se vivió en la embajada de México en Ecuador hace algunos meses. Hoy que la embajada de Argentina en Venezuela sufre el mismo acoso, la 4t no dice nada. Total, López Obrador y Milei no se soportan y llevan sus odios personales al ámbito nacional, lo cual es un error y falta de respeto a sus respectivas investiduras.