El caso de la detención o entrega pactada de Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López sigue sin explicación y toma ya tintes de misterio ante la falta de información oficial. Ninguna autoridad ha explicado cómo llegaron a Estados Unidos, si se entregaron, fueron secuestrados o capturados en territorio mexicano; tampoco existen rastros del avión que los transportó y, por si fuera poco, el gobierno de México ha contribuido al mar de especulaciones con información falsa, como la que dio a conocer Rosa Icela Rodríguez, Secretaria de Seguridad Ciudadana, quien expuso detalles de una aeronave y de un piloto que habría despegado del aeropuerto de Hermosillo, Sonora, con los dos pasajeros. Pero el dato resultó erróneo. Lo cierto es que cobra relevancia la versión de que el avión que realmente los transportó pudo haber volado de México hacia El Paso, Texas, con el Transponder –equipo que emite las señales que identifican a una aeronave –apagado, por lo que ningún radar del espacio aéreo mexicano lo detectó. Lo curioso es que el video que se grabó cuando el King Air aterrizó en Santa Teresa con Zambada y Guzmán no captó la matrícula de la aeronave. Así, el misterio se rubustece y la versión de una injerencia del FBI o de la DEA a México, también.
El secuestro, entrega o detención de Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López –éste hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán ha desatado una ola de especulaciones ante la falta de información veraz por parte de los gobiernos de México y Estados Unidos.
A una semana de los hechos, presuntamente ocurridos en Culiacán, Sinaloa, el Gobierno mexicano sigue sin conocer la versión real de lo ocurrido, pues tanto la DEA, el FBI y el Departamento de Justicia no han respondido a la petición del Gobierno mexicano para que expliquen cómo llegaron a suelo estadunidenses los dos capos del narcotráfico.
Originalmente, la Secretaria de Seguridad Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, dijo que el avión en el que partieron tanto Zambada como Guzmán hacia El Paso, Texas, despegó del aeropuerto de Hermosillo, Sonora. Expuso que el nombre del piloto era Larry Curtis Parker, quien piloteaba una aeronave Cessna con matrícula N8454Z en el que viajaron los dos miembros del Cártel de Sinaloa.
Incluso, dio a conocer un plan de vuelo en el que sólo fue registrado el piloto y no los detenidos. Y hasta dio la hora del despegue del avión: 08:05 de la mañana del jueves 25 de julio.
Sin embargo, los datos expuestos por la Secretaria de Seguridad resultaron falsos. El piloto Curtis Parker negó haber trasladado a los jefes del narcotráfico a El Paso, Texas, y dijo que él viaja con frecuencia a México porque le gusta el país y tiene como hobby la cacería. Pese a las explicaciones de Curtis, él quedó bajo investigación.
Quien metió ruido y mucho al caso de los narcotraficantes fue el abogado de “El Mayo” Zambada –Frank Pérez –: dijo que su cliente fue secuestrado por Joaquín Guzmán López, sometido con ayuda de sus escoltas y posteriormente obligado a subir a un avión que partió de Culiacán hacia Texas donde también viajó el hijo de “El Chapo” debido a que ya había acordado entregarse a las autoridades norteamericanas.
El abogado dio otros detalles: Que su cliente fue amarrado de pies y manos, luego le colocaron una bolsa en la cabeza, lo golpearon y a la fuerza lo trasladaron hacia el rancho Loretto –ubicado a unos 35 kilómetros de la residencia de Guzmán López –donde ambos abordaron el avión. Dijo, además, que en la casa de Guzmán había agentes extranjeros, aunque no precisó si de la DEA o el FBI.
De acuerdo con otros detalles públicos, Ismael Zambada García, “El Mayo”, acordó un encuentro con Joaquín Guzmán López en una de sus casas de Culiacán; Zambada, según esa misma versión, llegó a la capital de Sinaloa con algunos días de anticipación, procedente de la sierra de Durango –donde tenía su guarida –y acudió a varias citas médicas para tratar los padecimientos que enfrenta: Cáncer y diabetes. Luego, se dirigió a la cita con Guzmán. También se afirma que llevaba cuatro escoltas que presuntamente fueron asesinados. Sobre este dato nada más ha trascendido.
La versión del abogado Frank López, sorpresiva al inicio, fue perdiendo fuerza porque en Sinaloa no hay violencia de alto impacto originada por estos hechos. El director del diario Riodoce, Ismael Bojórquez, consultado al respecto, dijo: “Para mi se trató de una entrega. Si hubiera ocurrido un secuestro, en el estado tendríamos un baño de sangre y el ambiente está tranquilo, no es nada tenso”.
Otra fuente que vive en Badiraguato, Sinaloa, coincidió con Bojórquez. “Todo está en paz, no hay movimientos extraños ni se respira un ambiente de tensión”.
Entonces las hipótesis que más pesan en este caso apuntan a que se trató de una entrega pactada o bien que los agentes norteamericanos entraron a México para detenerlos.
Sin embargo, el abogado defensor de Joaquín Guzmán López –Jeffrey Lichtman –quien también defendió a “El Chapo” en 2018, rechazó desde la Corte de Illinois, en Chicago, las versiones del secuestro y la entrega pactada de su cliente y de “El Mayo” Zambada.
“No hubo ningún acuerdo con el Gobierno”, atajó el abogado tras la primera audiencia en la que compareció Guzmán López. Y respecto de su cliente dijo: “Él no está acusado de secuestro. Cuando las autoridades lo acusen, entonces prestaré atención” a ello.
Lo sorprendente de las declaraciones de Lichtman –que también es defensor de Ovidio Guzmán López, “El Ratón, extraditado a Estados Unidos — fue que desmintiera las versiones más robustas que existen para explicar el galimatías del caso Zambada y Guzmán. La teoría del secuestro y/o la entrega pactada.
Desechadas ambas hipótesis por parte del defensor de Guzmán López, las únicas que podrían explicar el asunto es la intervención directa del FBI o la DEA en territorio nacional y otra que puede resultar verosímil es que ambos miembros del Cártel de Sinaloa en realidad fueron detenidos en Estados Unidos.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador, a través de sus conferencias mañaneras, ha solicitado a sus pares de Estados Unidos que le expliquen cómo llegaron Zambada y Guzmán a El Paso, Texas. El mandatario ha deslizado la posibilidad de que ambos se entregaron porque –dijo –sabemos que ellos tenían conversaciones, negociaciones con las autoridades de Estados Unidos para entregarse. Otros datos confirman esta versión y se afirma que al menos llevaban tres años en pláticas.
Independientemente de las hipótesis que se han analizado, la pregunta que aún no tiene respuesta es cómo salieron del país los dos personajes del crimen organizado. Llama la atención, por ejemplo, que cuando aterrizó el avión King Air en el aeropuerto de Santa Teresa, en El Paso, Texas, en las tomas no hay un solo enfoque o ángulo en el que se pueda ver la matrícula del avión. Ese dato no aparece, extrañamente.
Otra versión que también se sumó al cúmulo de especulaciones que imperan en este asunto es que el avión bien pudo haber llegado a territorio mexicano, se llevó tanto a Zambada como a Joaquín Guzmán y la aeronave pudo haber volado sin Transponder, un sistema que transmite información de identificación del aparato y su altitud, medida por un altímetro de presión.
Con este instrumento apagado, ningún radar puede detectar ni identificar un vuelo. Eso explicaría, por ejemplo, por qué el Gobierno mexicano ignora de dónde despegó el avión, pues de otra forma la Secretaría de la Defensa Nacional –que tiene bajo su control el espacio aéreo mexicano –ya conocerían los detalles del vuelo.
En sus respectivas audiencias, tanto Zambada como Guzmán se declararon inocentes de los cargos que enfrentan en Estados Unidos. Todo parece indicar que ambos miembros del Cártel de Sinaloa podrían terminar como testigos protegidos y así buscar beneficios para su causa.
Si la DEA o el FBI actuaron ilegalmente en territorio mexicano capturando a “El Mayo” y a Guzmán López, estaríamos ante un caso muy grave de violación de la soberanía; implicaría un fuerte golpe a la narrativa presidencial que ha pregonado que Estados Unidos respeta a México “y ya no es como antes”, lo que resulta dudoso.
Ahora, si las negociaciones se hicieron, como se afirma, con las autoridades norteamericana y tanto Zambada como Guzmán decidieron entregarse, pues no habría violación a la llamada soberanía. Pero resulta que Estados Unidos no está obligado a rendirle cuentas a México sobre lo que pasó con las dos piezas del Cártel de Sinaloa.
Otro punto cuestionable es que si los agentes entraron al país y se los llevaron, pues querría decir que la DEA y el FBI siguen actuando como siempre y que nada ha cambiado; la desconfianza hacia el Gobierno de México prevalece, pese a que se establecieron nuevos acuerdos con las agencias norteamericanas después de la detención y posterior liberación del General Salvador Cienfuegos .
Tras ese hecho escandaloso el Gobierno mexicano reformó la Ley de Seguridad Nacional para que los agentes de la DEA, por ejemplo, rindieran informes al Gobierno de México sobre sus investigaciones en territorio nacional; si querían portar armas debían hacer el trámite ante la Secretaría de la Defensa…Todo esto los inconformó mucho porque en otros tiempos –que actualmente parecen los de antes –los agentes norteamericanos hacían y deshacían en el país. Dice el Presidente que Estados Unidos respeta la soberanía de México, pero mientras el caso Zambada-Guzmán no se aclare ni se explique cómo llegaron a Estados Unidos tal respecto queda en entredicho.