Ya no tiene seguro y está a punto de explotar. Alrededor de la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia, Norma Piña, hay una granada. Se trata de Daniel Álvarez Toledo, excoordinador de asesores de la presidencia durante la gestión de Arturo Zaldívar.
Cuando el entonces ministro decidió dejar la Corte para emprender su nueva faceta política al servicio de Morena, Álvarez Toledo no solo no le hizo segunda sino que decidió conservar su trabajo y quedarse a las órdenes de la nueva presidenta. En el equipo cercano de Zaldívar eso fue considerado como una traición de alto nivel. El asunto había parado ahí, pero luego Álvarez Toledo comenzó a hacer ruido interno porque su esposa también trabaja a unos cuantos pisos en el mismo edificio sede del Consejo de la Judicatura Federal. Cosa de tomar el elevador.
El exasesor de Zaldívar actualmente es el coordinador general de planeación institucional, unidad adscrita a la secretaría general de la presidencia del Consejo de la Judicatura Federal. Ella, Miroslava de Fátima Alcayde Escalante, trabaja como secretaria técnica en el equipo de la consejera Lilia Mónica López Benítez y antes formó parte del grupo de la ministra Loretta Ortiz Ahlf en el máximo tribunal.
Para tratar de evitar una acusación de nepotismo vino un cambio. Daniel Álvarez Toledo dejó su oficina en el piso 14, considerado uno de los de mejor nivel, y pasó al piso 4, mientras ella permanece en el número 11.
El Poder Judicial de la Federación es vigilado por un padrón electrónico de relaciones familiares. En su propia descripción dice que “está administrado por la Secretaría Ejecutiva de Adscripción, el cual consiste en un sistema electrónico en donde las personas servidoras públicas cada seis meses deberán manifestar bajo protesta de decir verdad sus relaciones familiares en el PJF, por afinidad o consanguinidad hasta el cuarto grado, así como los potenciales conflictos de interés en el ejercicio de su encargo, conforme al artículo 47 de la Ley de Carrera Judicial”.
Las fuentes internas del Poder Judicial desconocen si la pareja de altos mandos ha reportado oficialmente la relación, pero explican que hacerlo no elimina la práctica de nepotismo o conflicto de interés, sino que son diversos factores los que se analizan para llegar a una conclusión y, en este caso, por el perfil de ambos, ven varios puntos de alerta que han sido ignorados por sus superiores.
Esta es una granada de muchas alrededor de la ministra Piña. Fácilmente puede desactivarla o patearla a tiempo y lejos de donde la alcancen las esquirlas. ¿Querrá?
La época de Julio regalado alcanzó al gabinete de Claudia Sheinbaum: 3×1, pero no en vinos y licores, sino en funcionarios. Mario, Rosa Icela y Ariadna a cambio de que la dejara nombrar a Omar.