Ni cuenta me di, ¿cuándo asumió Luisa María Alcalde el cargo como dirigente de Morena? Qué raro, pues yo suelo estar bastante enterada de temas de política interna…
Le pregunté a amigos morenistas convencidos —sí, aunque usted no lo crea, tengo varios— y, si bien se han sumado al consenso de que la hoy secretaria de Gobernación será la próxima dirigente de Morena, esto es, que no se lanzará nadie más para competirle, me aseguran que hasta el día de hoy no ha asumido de manera formal ese cargo de corte partidista.
Así las cosas, hasta donde todos sabemos, Alcalde Luján sigue despachando (bajo la acepción de “usar” el despacho) desde Bucareli.
Y no es que nos asustemos —conocemos a la perfección las más preciadas tradiciones del PRI, hoy de Morena; esas cuando el único y verdadero dirigente del partido en el poder no era su secretario general o su presidente, sino el primer mandatario de la nación—, pero los cuatroteístas tanto han cacareado ser distintos, que sí enfurece que sean diferentes porque son peores. Ahora también la cabeza de la secretaria del interior se dedica a desempeñar funciones partidistas.
Digo, sabemos que pronto va a ser la dirigente de Morena (al menos en el papel, pues todavía queda por ver si López Obrador será quien siga teniendo las riendas del país —y de Morena— o no), pero ni durante el sexenio del innombrable Salinas de Gortari (ya lo nombré) se atrevieron a que el secretario de Gobernación la hiciera de líder del partido oficial (¡o del entonces IFE!) para zangolotear de manera tan burda y relevante a la oposición político-electoral.
Hoy, así sigan el más puro estilo de la cargada de antaño y Luisa María Alcalde sea ungida como la presidenta de Morena, esta funcionaria se supone debiera respetar la Constitución, la Ley de la Administración Pública Federal, el reglamento interno de la Secretaría de Gobernación, la Ley Federal Electoral y a todos nosotros los ciudadanos. Mínimo.
Luisa María, ocupando un cargo tan alto, demuestra un conocimiento muy bajo de la norma, de sus compromisos, de su valía ética y de sus responsabilidades. Le da por cometer más de una ilegalidad. Toda una vergüenza la servidora pública.
Desde la mañanera, mediando el consentimiento de López Obrador, la secretaria de Gobernación se ha dedicado a fustigar a los institutos políticos distintos a Morena. No solo eso, actúa en términos partidistas defendiendo la interpretación de la ley en materia de sobrerrepresentación legislativa que intenta imponer Regeneración Nacional y sobre la cual el TEPJF aún no se ha declarado.
De más está su argumentación sobre si el PRI y el PVEM se montaron hace algunos años sobre la misma lectura de la ley que ahora quiere hacer Morena. ‘Mal de muchos, consuelo de… ‘. O, lo que es lo mismo, sinvergüenzada del régimen actual. Los típicos aprovechados que respetan la ley solo cuando les conviene. ¿Se dan cuenta que en voz de la titular de la Segob, los morenistas están aceptando que la sobrerrepresentación es incorrecta, pero… “si otros lo hicieron, ellos por qué no”?
El ya típico “no me vengan con el cuento de que la ley es la ley” y en este caso, además, le pegaron de refilón a su coaligado, el Verde Ecologista.
Espero que la próxima secretaría de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, no. hará lo mismo. Es decir, NO utilizará su puesto, el horario de trabajo y los recursos del Estado para anunciar o defender posturas partidistas que contaminen el equilibrado, sano, e imparcial debate nacional.
Tres en Raya
Mientras tanto, la aún titular de la dependencia federal guarda silencio en torno a algo sobre lo que sí debería informar y rendir cuentas a la población: la captura de Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López en México por agentes estadounidenses y la informal / ¿ilegal? extradición de estos a territorio estadounidense por parte de las fuerzas del orden norteamericanas… Se comprueba una vez más: todo el discurso cuatroteísta de la protección de la soberanía nacional es pura baba de perico.