Biden tiene covid y eso es como el vaso medio lleno o medio vacío. Depende de cómo se mire.
Se puede considerar que ‘le llueve sobre mojado’ o se puede ver como una ventana de oportunidad, esto es, una salida honorable tanto de la carrera presidencial como de la misma presidencia.
Tiene 81 años y desafortunadamente su condición física no es la del cantante Mick Jagger. Lo que es más, después del primer debate presidencial, gracias a sus equivocaciones y chochez, ha logrado que muchos de sus seguidores le pidan que reconsidere seriamente seguir en la contienda.
Un buen líder debe saber cuando decir adiós y pasar la estafeta.
La vida no es justa, se sabe. Y en política mucho menos. No hay honor ni memoria. Y así, a quien logró generar un número de empleos récord (Biden), no se lo aprecian. Tampoco que disminuyó la inflación notablemente sin caer en recesión. O el que un importante número de empresas estadounidenses regresaran de China para crear empleos.
Por ende, este covid que lo obligará a estar relativamente aislado, es el momento reflexionar. De pensar que cada día que pasa es un día más que le da a Trump para ganar adeptos.
Las imágenes transmiten mucho. Trump mostró fuerza —un puño que dijo “no me doy por vencido”— después del fallido intento de asesinarlo. Mientras que Biden tiene que guardar reposo. Se comparará al hombre “fuerte” que continúa después de esquivar la muerte con el hombre viejo que lo tumba un virus. Por lo cual, hay hoy la razón —la excusa o el montaje perfecto— para que Joe Biden diga adiós a sus aspiraciones.
No se confundan. No es que apoye a Donald Trump (de hecho creo que él y su compañero de fórmula son lo peor que le puede pasar a Estados Unidos y al mundo), pero la presión que ya existe sobre el presidente Biden es de tomarse en cuenta. Desde el donante que dijo que no daría los 60 millones de dólares comprometidos a la campaña de los demócratas si Joe Biden continúa como abanderado, hasta las editoriales de medios serios como son The New York Times o The Economist los cuales aseguran que el actual presidente de EU está atentando contra la democracia.
Sé perfectamente que los medios de comunicación son solo voces de opinión, pero reflejan lo mismo que el líder de la mayoría demócrata en el Senado ha pedido. Lo que también han demandado distintas voces del partido demócrata o el alcalde de Pasadena, California, el demócrata Víctor Gordo: “es claro que los estadounidenses quieren a otro candidato encabezando el ticket demócrata”.
Porque ya sabía de su contagio, por tratarse de algo providencial, de una coincidencia, o lo que sea, horas antes de que se supiera de su covid, Biden dijo que solo se retiraría de la contienda mediando un diagnóstico médico no favorable.
Bueno, pues es un buen momento de que se conozca ese diagnóstico y decidir con ello. Mismo diagnóstico que se debiera poder tener sobre Trump…
En resumidas cuentas: en ocasiones las enfermedades, lo quiera uno o no, fuerzan a quienes las sufren a hacerse a un lado y/o a iniciar desde otras trincheras.
Giro de la Perinola
– La convención en Nevada por parte de los demócratas, esa a la que Biden no podrá asistir, era un buen escaparate para él. Para atraer el voto de los hispanos. Era… pero no fue.
– El que Trump se vea como un tipo fuerte, duro y ahora hasta como mártir, no es sinónimo de que durante su mandato hubiese dejado una buena economía o una potente creación de empleos o persona que los demócratas tienen muchos “peros”, pero los que atesora Trump, son peores. En Estados están ante una triste competencia de horrores.
– Eso de que los republicanos “guardarían compostura” no fue más que una ilusión. Queda claro después de escuchar al gobernador de Texas, ¡la Vance ayer!, da respuestas por parte de los republicanos. Demagogos incendiarios todos.
– El comentario de Vance relativa a que los maestros “son enemigos” alcanzó nuevas cotas. Seguro debe haber un nuevo término para esa locura maoista, pero capitalista.
Y se suponía que era el momento para que la humanidad floreciera…