Ismael “El Mayo” Zambada García es el último gran capo de México. En su cabeza está registrada la verdadera historia del narcotráfico mexicano y, por supuesto, de la narcopolítica.
Medio siglo de crimen organizado nacional: 50 años, ocho presidentes de la República y cientos, tal vez miles de funcionarios de seguridad de todo el país.
Estados Unidos tiene una mina de información en sus manos.
Llevaban tiempo apretando el círculo para capturarlo. Su detención en El Paso, Texas, y su llegada en un vuelo privado parece ser una entrega pactada.
Pero no todo son buenas noticias. Las detenciones de capos tienen varias aristas.
Regularmente las estructuras criminales aprovechan estos momentos para pelear los territorios deseados, sean dentro de su propia estructura, del llamado Cártel de Sinaloa o de un grupo criminal contrario, como el Cártel Jalisco Nueva Generación, por ejemplo.
Estados Unidos podrá festejar la captura del último gran capo, pero esto puede arrastrar una nueva ola de violencia en un México ya ensangrentado.