Según pudo conocer esta redacción, la negativa fue vaga, por momentos dudosa y sumió al equipo de la transición en un interrogante habitual dentro de la constelación oficialista: ¿Qué quiere realmente la familia Cárdenas?
Porque, como mencionaban el viernes cerca de Claudia Sheinbaum, en 2018 Andrés López Obrador también le ofreció el cargo a Cuauhtémoc Cárdenas, este lo rechazó y su hijo Cárdenas Batel recaló como coordinador de asesores. Para el obradorismo asociar el apellido Cárdenas a Pemex es casi una cuestión de coherencia histórica, tanto par el actual presidente como para la próxima. De ahí las postales de la campaña.
El problema sería que Sheinbaum requiere de un director para Pemex que además de tener un gran perfil financiero – es la petrolera más endeudada del mundo -, tenga la capacidad de cortar todo tipo de negocios y acuerdos supuestamente estratégicos elaborados por Octavio Romero y su entorno. Acuerdos que, como ha revelado la prensa, llegan hasta la familia presidencial.
Todo el libreto de lo que no debe ser Pemex ha sido redactado en la Secretaría de Hacienda. De ahí la exigencia de Rogelio Ramírez De la O de que no haya la menor continuidad en la petrolera a cambio de su su propia continuidad transexenal, la que ha resultado ineludible para apaciguar a los mercados frente a la inminencia del Plan C.
Como sea, Cárdenas Batel no quiere cargar con la deuda y las batallas que demanda Pemex y ahora, igual que hace seis años, la apuesta sería una posición en apariencia más lateral: la embajada en Washington DC.
Cárdenas Batel se mueve como un local en capital de Estados Unidos y tiene múltiples amigos en el cuerpo diplomático que allí despacha. Otro incentivo: Luisa María Alcalde, Esteban Moctezuma, Alicia Bárcena y hasta Roberto Velasco -que hasta las últimas hora era el gran favorito- estarían fuera de la carrera para esa representación tan determinante.
Sus detractores podrían alegar que Cárdenas Batel solo tiene buenas relaciones entre políticos demócratas, pero si ganaran los republicanos tampoco habría motivo de inquietud. Allí estaría, una vez más, la confluencia con el amigo de la familia, Slim, que también tiene llegada directa al mundo íntimo de Donald Trump.