Claudia Sheinbaum empezó con el pie derecho la designación de su gabinete. Tres hombres y tres mujeres, con lo que apunta a una paridad de género, con una posible mayoría de mujeres.
De los seis integrantes del futuro gabinete presidencial, se puede decir que tres son completamente del equipo con el que Sheinbaum ha vendido trabajando desde sus cargos previos; Ernestina Godoy, que será la consejera Jurídica; Rosaura Ruiz, quien ocupará una nueva secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación; y Julio Berdegué, el nuevo titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
Los otros tres, si bien son herederos del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, no son considerados incondicionales del presidente saliente. Marcelo Ebrard, próximo secretario de Economía, si bien ha acompañado a AMLO por mucho tiempo, es considerado un político autónomo, estratégico y experimentado; Juan Ramón de la Fuente, el futuro canciller, tampoco es tan cercano al fundador de Morena, aunque fue representante en la ONU durante una parte de su gobierno; más bien fue Sheinbaum quien lo acogió como su coordinador de la transición y antes fungió como articulador de los diálogos que involucraron a muchas voces que estarán representadas en el siguiente gobierno; y Alicia Bárcena, próxima secretaria de Medio Ambiente, si bien regresó a México para sustituir a Ebrard en la Secretaría de Relaciones Exteriores con AMLO, su perfil ha sido mucho más internacional, por lo que tampoco puede considerarse obradorista.
Con este primer anuncio del gabinete de transición, Sheinbaum da muestras de continuidad con el proyecto de López Obrador, pero sobre todo pone su sello, expresado en perfiles de alto nivel académico y experimentados. Lo dicho en textos anteriores: la fórmula de la futura presidenta será inversa a la del actual jefe del Ejecutivo: 90% eficiencia y 10% lealtad.
Los perfiles anunciados hoy envían señales positivas para los inversionistas, empresarios y a los demás poderes fácticos. Se apostó por funcionarios profesionales, experimentados y con rigor académico, que además parecen no estar impregnados de ideología, aunque compartan muchos de las preceptos de la denominada “Cuarta Transformación”, que son más bien los ideales de López Obrador.
El mensaje de fondo es que a Sheinbaum le importan las relaciones diplomáticas con el exterior, el comercio internacional, el TMEC, la transición energética y el cambio climático, la educación, la ciencia y la tecnología; donde quizá pueda haber reservas es en la Consejería Jurídica, sobre todo en el contexto del debate de la reforma judicial, toda vez el ejercicio de Ernestina Godoy como titular de la Fiscalía capitalina fue objeto de críticas por la falta de independencia.
Pero en general, Sheinbaum comienza con el pie derecho y envía buenas señales.