El ganso cansado ha gritado ¡venganza! Todo el sexenio contra unos y defendiendo a otros (no importa que ni él pueda distinguir cuál es cuál*). Al ocaso de su gestión (porque sí se va a retirar, ¿¿¿¿¿verdad?????) no puede cambiar de visión…
La reforma al Poder Judicial de López Obrador me recuerda —solo por cuanto a estrategia— a la motosierra de Javier Milei, presidente argentino. Una especie de poda brutal; en el caso de Andrés Manuel además errada. Va derecho y no se quita… Nunca ha entendido que, para mejorar, se debe construir a partir de lo bueno que existe. La noción de reformar no está en su vocabulario. Para él es destruir todo, arrasar, sin tener antes una alternativa funcional que sustituya lo que no le gusta (¿recuerdan ustedes el NAIM, el INSABI, MejoraEdu, la Guardia Nacional?).
Y hoy por hoy, en nuestro país la rama (la estructura ddl Estado) que está bajo el acecho presidencial —y legislativo (“tú y yo somos uno mismo”, cantaría Timbiriche)— es el Poder Judicial. Me temo que no será ni siquiera empezar de cero, pues al perderse lo que tardó centurias en construirse, nos encontraremos como nación en números negativos. Se viene una situación caótica para los 1,600 magistrados, jueces y ministros, para los cerca de 60 mil trabajadores del Poder Judicial de la Federación, para el día a día de todos los mexicanos de a pie.
¿Para qué pugnar por algo que, bajo los propios referentes de la 4t (me refiero a Bolivia), se ha probado no sirve? Para hacerse del poder absoluto, para desaparecer los pesos y contrapesos de las tres ramas del Estado, para justificar ante ‘el pueblo’ su voracidad.
Jamás tan evidente: nunca se trató de mejorar la impartición de justicia, tampoco de terminar con la corrupción que se dice habita en el PJ. La 4t impartirá venganza, justificando la acción diciendo que se busca acabar con la corrupción. ¿La misma corrupción tipo la del fiscal general de la República, quien fabrica delitos también por venganza?
Pero es que esta “transformación” guinda requiere de la arenga del pópolo; de las tramposas decisiones a mano alzada; de “foros que son para escuchar, no son para debatir”, como dijo ayer el morenista Juan Ramiro Robledo, presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados. Manipulación, payasada, y pérdida fe tiempo, foros, consultas, cuando de antemano se sabe los resultados.
Pero es que los morenistas, el presidente y Claudia necesitan el justificante para, después de llevar a cabo la destrucción, puedan lavarse las manos.
Para los que dicen: “Ustedes los críticos que clamaban habría caos con López Obrador, miren qué bien estamos”, les respondo. La demolición del sistema de procuración de justicia, con sus consecuentes efectos devastadores para sus habitantes, no se dan de un día a otro. Pasan lustros, décadas para generar una situación insostenible; luego se vuelve imposible salirse de ella.
El obradorismo (seguido por el claudismo) van a causar un daño descomunal a la sociedad, al país, a la economía. Se puede estar peor, ¡vaya que sí!
Giro de la Perinola
Lo aprobado con la reforma a la Ley de amparo, significa que si se va contra el gobierno como autoridad responsable de violar la Constitución; el amparo ya no funciona, procede, existe. Se ha perdido el mecanismo para frenar arbitrariedades del gobierno. Estamos indefensos; sí se pudo estar peor.
Mientras tanto los que no entienden de derecho, celebran la entrada en vigor de una reforma en contra del principio de progresividad de los derechos humanos, del acceso a la justicia y del derecho…
*¿O no denostó a la clase media todo el tiempo? La misma clase media que resulta ser votó mayoritariamente por Claudia Sheinbaum y por Morena este pasado 2 de junio. Nos gusta que nos “peguen”, que ni qué.