López Obrador ya dijo que siempre no se va a La Chingada (me refiero a su rancho, por supuesto).
Volvemos a la época de los caudillos. Esos a quienes jubilaban en las elecciones, pero igual seguían acaparando el brillo y dando instrucciones e imponiendo sus decisiones.
Imposible que el hoy presidente entienda o quiera comprender que su sexenio fenece y, que él, con todo y los reflectores de su mañanera, ya no debe inmiscuirse en lo que debería ser el gobierno de Claudia Sheinbaum, su pupila, su corcholata elegida.
El ‘hoy, hoy, hoy’ de Vicente Fox, lo trastocó el señor Andrés Manuel en un ‘no, no, no’ entiende y no entenderá que el momento de brillar ha cambiado de dueño.
Sucede, entonces, que ya avisó que “atendería yo un llamado de mi presidenta. También haciendo uso de mi derecho a disentir, toda la vida, pero es lo único”. Pues ya con eso, ¡no se necesita más! Toda la vida disentirá, dirá que está bien (y que está mal), tendrá la atención puesta en él.
¿Qué hará Claudia?, ¿cómo le hará para que el caudillo macuspano no controle el escenario nacional? Digo, ¿cómo está eso de que la reunión que tendrá con ella el lunes la programó y anunció él?
¿Le conviene a Claudia que AMLO nos distraiga —porque eso es, una distracción— con sus 18 iniciativas mientras cocina junto con Morena y Gobernación una sobrerrepresentación legislativa fuera de norma? No, a ella no le conviene. Uno, porqué una mayoría calificada en el Congreso sería un grillete —de López Obrador— impuesto a Claudia y no una fortaleza. Dos, porque cada aviso del presidente y de sus múltiples emisarios de que “las reformas van” se convierte en un descalabro que ella tiene que atemperar en varios frentes que, por cierto, no se limitan a los mercados e inversionistas.
AMLO ha decidido que su estrategia para con sus sucesora es, por un lado, escribirle mensajes de aliento y decir que ‘ella es lo máximo’, pero por el otro controlarla creándole (y creando para el país) malestares de todo tipo.
Que nadie se preste a suposiciones: eso fue cronometrado para seguir enredando la transición, funcionándole bien a López Obrador y solo a él. Curiosa detención en un momento que no necesita más “casualidades”. Maquiavélico lo que hace López Obrador y eso que se supone que Claudia es su consentida…
Andrés Manuel no se va a ningún lado. Reniega, amaga, ataja. López Obrador UTILIZA los temas del Poder Judicial, de Carlos Ahumada, de sus hijos (“escriban un libro aclaren las calumnias” de las que supuestamente han sido objeto) para afianzar su poder.