Claudia ha respondido con un discurso muy conciliador con sus opositores.
A pocas horas de ganar la Presidencia de la República (y casi todo lo demás) en forma abrumadora, Claudia Sheinbaum seguramente ha comprobado que los límites que ya no pondrán unos opositores que han quedado diezmados por los resultados, los podrán los mercados y la terca realidad.
El dólar trepó hasta los 18 pesos y la Bolsa Mexicana de Valores, que el lunes cayó más de 6 por ciento, estaba intentando recuperarse lentamente el martes. La medida llevó a Claudia a anunciar que Rogelio Ramírez de la O continuaría por tiempo indefinido al frente de la Secretaría de Hacienda. Los mercados y los inversionistas no reaccionaron al triunfo de Claudia, que ya tenía descontado, sino a la mayoría calificada que, prácticamente tiene el futuro gobierno en el Congreso y que le permitiría realizar los cambios constitucionales pretendidos por el presidente López Obrador en su llamado plan C.
Muchas de esas iniciativas meten ruido en el sector económico, pero sobre todo la posibilidad de acabar con la división de Poderes y someter al Poder Judicial.
Sheinbaum no sólo ha respondido con la ratificación de Ramírez de la O, que se comprometió en un mensaje de apenas dos minutos (que implica que aún hay mucho por ver entre la Presidenta electa y el secretario de Hacienda) a reducir el altísimo déficit fiscal del gobierno del 6 al 2.5% del PIB. Algo que sin una reforma fiscal y un amplio programa de inversiones que trascienda los límites actuales será muy difícil de lograr. Mientras el país siga creciendo a un 1% sexenal hasta los apoyos sociales tienen límites que no se podrán trascender.
También Claudia ha respondido con un discurso muy medido y conciliador con sus opositores, que se ha acompañado con la designación de Juan Ramón de la Fuente, exrector de la UNAM y exembajador en las Naciones Unidas, como jefe del equipo de transición. Es un mensaje interesante por la personalidad y la experiencia de De la Fuente, al que nadie podrá acusar de radical.
Durante semanas se especuló con que De La Fuente disputaría la cancillería con Marcelo Ebrard, sobre todo por la posibilidad de que regrese Trump a la Casa Blanca. Si De la Fuente va a encabezar el equipo de transición no sería descabellado pensar que en lugar de la política exterior se ocupe de la interior, donde Claudia necesitará a un secretario de Gobernación (o un jefe de gabinete) que pueda hablar con todo el mundo, llegar a acuerdos y alejar a la administración federal de las posiciones más radicales. Si uno registra el cambio que tuvo el programa de gobierno que le habían presentado a Claudia en su precandidatura con el que finalmente ha quedado plasmado con los equipos que encabezaron De la Fuente y el doctor Kershenobich, la distancia es enorme.
En una entrevista que le hicimos a De la Fuente días antes de las elecciones nos decía que “hay continuidad en que se mantenga la rectoría, pero hay cambios en los cómos, que así tiene que ser, porque una transformación que va a ir al segundo piso, que va a ir a la siguiente etapa, si no introduce innovaciones, deja de ser transformadora”; hablaba de lo que debe suceder en el terreno energético (“acelerar la transición energética, movernos mucho más rápidamente hacia energías renovables en sus diversas modalidades y mantener la rectoría del Estado”).
Le pregunté si el gobierno de Sheinbaum sería para todos. “En una democracia, me dijo De la Fuente, el planteamiento es muy claro, los anglosajones lo tienen muy bien definido: ‘Una democracia es aquella en la que mandan las mayorías, pero las minorías tienen derechos’… creo que vamos a ganar, creo que tendremos mayoría, pero, por supuesto, vamos a respetar los derechos de las minorías y vamos a dialogar siempre con ellos”.
Ayer en otra señal muy poderosa que ya estaba planteada desde días atrás, pero que entró en vigor 48 horas después del triunfo de Sheinbaum, el gobierno de Joe Biden expidió una orden ejecutiva que cierra parte de la frontera con México. Es la política migratoria más restrictiva que ha implementado un presidente demócrata en la historia moderna de los Estados Unidos y un giro de 180 grados respecto a lo propuesto por Biden hace cuatro años.
La medida provocará, entre otras cosas, una enorme presión migratoria en la frontera entre México y Estados Unidos. Para Trump la medida adoptada por Biden, muy similar a una que implementó él mismo en 2018, es el adelanto de una amnistía. Es un absurdo, es todo lo contrario, pero confirma, como habíamos dicho, que llegue quien llegue a la Casa Blanca, la relación con México se endurecerá.
Se necesitará mucha capacidad de negociación y no caer en las provocaciones del endurecimiento para preservar la relación más estratégica que tiene México. En la entrevista que tuvimos con De la Fuente ratificaba que “somos el principal socio comercial de Estados Unidos, somos sus aliados estratégicos, no nos quepa la menor duda, nuestra vocación fundamental está en el Tratado de América del Norte, constituimos el bloque económico más dinámico y uno de los más poderosos del planeta… la prioridad será, desde luego, el mercado norteamericano”.
Para poder consolidar esa visión en el futuro, Claudia necesitará un equipo capaz, dialogante, firme en principios, pero conciliador en la forma y el fondo. Las dos primeras señales son buenas: Ramírez de la O y De la Fuente, habrá que ver la posición de Omar García Harfuch, qué pasará con Ebrard. Vienen meses de señales cruzadas, ya veremos cuáles se confirman a partir del 1º de octubre.