Es una relación difícil. Una más de las que cultivó Alejandro Gertz Manero en los últimos años. Su vínculo con Omar García Harfuch está marcado por la desconfianza. Ese hombre -a quien acusa de querer ser “demasiado protagonista”- se volvió justamente en una pieza clave del próximo gabinete. El hombre fuerte del gabinete de seguridad. ¿Podrán trabajar juntos?
Esa es la incógnita que circula en el círculo de máxima confianza de Claudia Sheinbaum. Y la respuesta a esa inquietud es simple. “Puede ofrecer su renuncia como un gesto de buena voluntad, o ponerse a disposición y cuadrarse sin berrinches a Omar, que será quien encabece el Gabinete de Seguridad”, dicen desde los equipos de Claudia.
Harfuch es un aliado incondicional de Sheinbaum, lo demostró al bajarse sin demasiadas quejas de la pelea por la Ciudad de México. Pero todos los especialistas admiten que para obtener resultados en la Secretaría de Seguridad deberá contar con la coadyuvancia de la Fiscalía. “Si Gertz no ayuda, será difícil mejorar los índices de criminalidad”, admiten los claudistas.
“Gertz no se querrá ir. Está agarrado con uñas y dientes a la Fiscalía. Pero deberá aceptar que ahora Omar encabece el Gabinete de Seguridad, y que él designe a los nuevos mandos de la Agencia de Investigación Criminal -y por ende de la Policía Federal Ministerial- y también a un nuevo Titular de la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada”, agregan.
Pero, ¿de dónde surgen estos chispazos? Todo comenzó a inicios de este sexenio, cuando un todavía desconocido García Harfuch ocupaba la Agencia de Investigación Criminal de la Fiscalía General de la República. Con la llegada de Gertz, Harfuch presentó su renuncia, como la mayoría de los funcionarios antiguos que formaban parte de otros equipos políticos. Pero Gertz le pidió que se quedara unos meses.
Recién después de los primeros operativos importantes que encabezó la Fiscalía -desde la Agencia que comandaba Harfuch en colaboración con la Marina y el Centro Nacional de Inteligencia- Gertz le aceptó la renuncia, que ya tenía un destino probable: la jefatura de la Policía de Investigación (PDI) de la Procuraduría de la Ciudad de México.
Cuando se enteró, Gertz se comunicó con Ernestina Godoy y le advirtió que tuviera cuidado con su nueva incorporación porque le gustaba “demasiado el protagonismo”. El recelo viene desde entonces. Hay incluso quienes aseguran que la incorporación de Harfuch en las investigaciones de Alejandro Encinas por el caso Ayotzinapa fueron promovidas por el propio Gertz.