Debilitada por la falta de apoyos y la sequía, la agricultura comercial del país recibió un nuevo golpe del Gobierno federal al gravar las importaciones de sulfato de amonio, un fertilizante del cual México produce sólo el 40% de lo que demanda la siembra nacional.
Se trata del segundo agroquímico de mayor uso en los surcos nacionales, de acuerdo con el Inegi, y al cual se le impuso un arancel del 35% en mayo pasado.
Este nitrogenado tiene una alta demanda debido, entre otras causas, a que su precio llega a ser hasta un 50% menor que el de la urea, el principal fertilizante utilizado en el país, según datos de la Secretaría de Economía (SE).
El Consejo Nacional Agropecuario (CNA) y comercializadores de fertilizantes advirtieron que el nuevo impuesto encarecerá aún más los productos del campo y elevará también la dependencia de maíz, la cual el Departamento de Agricultura de Estados Unidos estima que alcanzará un nivel récord del 50% en este año.
Con el arancel, el Gobierno rompió la racha bajista que mostraba el sulfato de amonio en el mercado interno, gracias a menores precios internacionales y a la apreciación del peso.
Hasta abril pasado, su valor en algunos estados agrícolas de México cotizó hasta 63% menos respecto a un año atrás, refieren cifras de la SE.
Pero a raíz del arancel, comenzó a repuntar, como fue en Guadalajara, donde en mayo el precio subió 33% respecto al de abril, de acuerdo con reportes del Servicio Nacional de Información e Integración de Mercados de la SE.
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El campo mexicano consume al año entre 1.2 y 1.3 millones de toneladas de sulfato de amonio y México sólo produce entre 450 y 500 mil toneladas y al resto el Gobierno le puso un impuesto; no es posible que eso ocurra por los impactos que va a generar”, advirtió Rogelio García-Moreno, vicepresidente agrícola del CNA.