El nombre del antro es similar a varios centros de prostitución que fueron muy concurridos en Beijing, pero que hace 14 años los clausuró la policía local.
En este establecimiento, 41 mujeres de distintas nacionalidades eran obligadas a la prostitución y se distribuía cocaína y cristal.
El edificio gris de diez pisos, colocado a la deriva del carril de la Línea 4 del Metrobús, a un costado de la Estación Pino Suárez, que en su planta baja tenía dos tiendas de productos de iluminación y también de bisutería, peluches y juguetes, no parecía ser la sede de un centro nocturno de baile, prostitución y distribución de drogas.
Antes de la pandemia estaba semiabandonado. Las accesorias de la planta baja fueron durante varios años farmacias y consultorios del Doctor Simi. En la crisis de salud tuvieron ventas. Después, ya en 2022, se instaló una tienda de luces de neón de la empresa Home Finishes y una de peluches y bisutería, todo de fabricación china.
El inmueble está en medio de comercios. A su lado derecho sobresale una tienda exclusiva de productos para payasos. “Todo para el payaso”, dice el letrero. Bombines, zapatos gigantes, mascadas, varitas mágicas, narices de bola. Un diminuto comercio multicolor.
Junto hay unos baños públicos. Al otro costado una mercería, una tienda de vestidos para mujer y una talabartería. Y el hotel Ambar.
La entrada al 115 es por una puerta negra que tiene en su parte superior un letrero de letras doradas sobre fondo rojo escrito en chino: Cielo y Tierra.
El club abría desde las 6 de la tarde, con precios exorbitantes de comida, bebida y diversión.
Todos los socios tenían una credencial con fotografía que era escaneada en la entrada, tras cruzar en auto por el portón negro sobre San Jerónimo.
Dos pisos del lugar tenían salas acondicionadas de aproximadamente 40 metros cuadrados. Doce salas por piso. Todas iluminadas con luces de neón del mismo estilo que las vendidas en el expendio de la planta baja.
Los comensales o socios del club podían apartar la sala, cerrar la puerta y recibir los servicios solicitados. Comían, bebían y consumían drogas.
Uno de los productos más recurridos era la cocaína entregada en una tablita de bambú con cinco popotes de colores alineados en un extremo y en el otro un montoncito de polvo blanco, como si fuera un toque de sal sobre un platillo. Eran dos gramos de coca. El costo por el paquete de popotes era de cien pesos. El montoncito de droga costaba 8 mil pesos. Los comensales se pasaban uno a uno la tabla y cada quien escogía su popote para inhalar la coca.
El alquiler de la sala era de 10 mil pesos y podían disponer de ella una o muchas más personas. Regularmente había grupos de 20.
Eran cuartos disfrazados de salas de karaoke, con enormes pantallas planas que transmitían videos musicales y películas. Los salones estaban a oscuras, iluminados intermitentemente por los latigazos fosforescentes de neón y bajo una música ensordecedora.
Había amplios sofás o sillones individuales, mesas de centro y también mesas altas con periqueras. En el penthouse la diversión era diferente por los domos que permitían ver el cielo en medio del jolgorio.
Los meseros eran de origen chino, aunque había algunos mexicanos. Todos los garroteros y lavaplatos eran mexicanos. Las mujeres que ejercían la prostitución eran hondureñas y mexicanas.
La comida, bebida y la diversión tenían precios desmedidos. Una sopa que cuesta en cualquier expendio 35 pesos era ofrecida en 100 pesos. Un termo de agua caliente se ofrecía también en 100 pesos. Un plato de frutas costaba 700 pesos con uvas, kiwis y otros cítricos.
Si alguien quería comer un plato de arroz le costaba 300 pesos, igual que uno de carnes frías; un puñado de papas fritas se vendía en 150 pesos.
Las botellas de whisky estaban en 2 mil 500 pesos; la botella del tequila se vendía en 3 mil pesos y el Cognac estaba en 4 mil (su precio habitual es de 700 pesos). El XO en 20 mil pesos (habitualmente cuesta 6 mil 600).
Dos six de cerveza Modelo eran ofrecidos en 2 mil 400 pesos, mismo precio que las cervezas chinas Rio.
El servicio de karaoke costaba 6 mil pesos adicionales. Era obligatorio contratar a una o más mujeres por cuya compañía debía pagarse 16 mil pesos. Cada baile con una de ellas costaba 10 mil pesos más. Las mujeres eran obligadas a consumir alcohol y drogas. No tenían alternativa.
***
El club Cielo y Tierra es señal clara de que la comunidad de empresarios y comerciantes chinos ya se ha adueñado de una buena parte de la vida económica del Centro Histórico.
Pero sus actividades empresariales no dejan de tener un sello de sospecha. Introducción de contrabando de mercancía barata; registro falso de productos que se expenden masivamente en plazas con venta exclusiva de sus productos y en otros comercios de la zona o bien, que terminan en las redes de la venta informal y ambulante.
Los comerciantes chinos tienen una vida habitual en el Centro. Tras la pandemia, la expansión se hizo evidente en la zona. No sólo comercios, sino restaurantes de comida china especializados, donde no se habla español.
Para la contratación de empleados del antro, los administradores colocaron letreros en distintos comercios e incluso como avisos de ocasión. El teléfono que ponían como contacto era el mismo del comercio Home Finishes, que vendía las luces de neón.
Dicha empresa ofrece los productos de iluminación y la remodelación de oficinas. Lo que oferta en su catálogo de Facebook es la misma decoración y disposición de luces y muebles que estaba instalada en las salas de Cielo y Tierra.
El teléfono de contacto era el mismo, por el que se podían hacer pedidos en expendios de Plaza Izazaga 89, un enorme complejo de venta de producto de importación china y coreana. De hecho, en uno de los expendios de esa plaza eran citados los aspirantes a lavalozas o garroteros para el antro antes de ser contratados. La plaza conectaba con el antro.
Los empleados laboraban de 5 de la tarde a 4 de la mañana con un salario de 300 pesos diarios.
Tras un rastreo de varios meses, la Secretaría de Seguridad capitalina decidió realizar un operativo la madrugada del 11 de mayo, que involucró a una centena de efectivos policiales.
Los agentes ingresaron con una orden de cateo judicial precisa: inspeccionar del piso 7 al piso 10 y de encontrar evidencias de actos ilegales, clausurar el lugar. La fiesta se paralizó a las 2:30 de la mañana y los comensales fueron separados en una sala y a las mujeres se les apartó en otra más. Fueron decomisadas 810 dosis de cocaína y 10 de cristal.
Un objetivo del operativo era Weng Ruiquian, de 56 años y administrador del lugar. No pudo huir y fue capturado junto con su asistente, un muchacho de 21 años de nombre Weng Dejian.
Los distribuidores de la droga eran Chen Hong Yan y Chen Fanghua, ambos de 28 años. Fanghua, un personaje de 1.62 metros de estatura, mal encarado, tenía almacenada la cocaína en una oficina y era el único autorizado a entregarla en los salones. Cuando en el cateo la policía descubrió el escondite con la droga. Fanghua intentó agredir a los agentes, pero fue sometido inmediatamente.
Como operadores de segundo nivel fueron detenidos Weng Wengi, de 47 años, Guanominh Huan, de 29 años; Dong Quijung, de 52 años; Sun Zhonghu de 40 años, y tres mujeres: Cheng Fan de 28 años, Ninha Chin y Duo Duo Xu, de edades no establecidas.
Además, se encontraron siete pruebas médicas de laboratorio que, al parecer, les exigían a las mujeres dedicadas a la prostitución, para trabajar en el lugar.
La inspección policial demoró más de lo planeado. Una de las dificultades era el silencio de los administradores detenidos, quienes dijeron no hablar español, aunque para los oficiales era evidente que lo entendían.
Los empleados mexicanos dieron algunos datos sobre mercancía y papelería que estaba oculta en el antro y guiaron a policías a encontrar salones y oficinas. Los agentes abandonaron el lugar con los detenidos y lo decomisado pasadas las 7 de la mañana. Los cuatro pisos del inmueble quedaron sellados y bajo resguardo policial. El resto de pisos del edificio no fueron bloqueados.
Autos Mercedes Benz y BMW quedaron en el estacionamiento subterráneo y aún no han sido reclamados.
***
Tianshangrenjing Nightclub o Heaven and Earth era un centro nocturno ubicado en el hotel Great Wall en el distrito de Chaoyang, Beijing. Fue inaugurado en 1995. El club nocturno atraía a los clientes mediante camareras del hotel. Tenía una superficie de 980 metros cuadrados. Era un club exclusivo, de membresía. En 2005 fue adquirido por Beijing Saihua Minghao Catering and Entertainment Co., Ltd.
En mayo de 2010, bajo el mandato policial de Fu Zhenghua, quien apenas tenía dos meses como director de la Oficina de Seguridad Pública Municipal de Beijing, fueron allanados cuatro de los principales clubes nocturnos de Beijing, incluido “Heaven and Earth”.
Catorce años después, también en el mes de mayo, fue clausurado el antro chino Cielo y Tierra y sus operadores se encuentran presos en el Reclusorio Norte, bajo la sospecha de ser una pieza de mafias delincuenciales chinas crecidas al amparo de la expansión comercial en el Centro Histórico.