No hay huella de imposiciones de López Obrador en ninguno de los seis integrantes del nuevo gabinete —tres mujeres y tres hombres— que ayer presentó Claudia Sheinbaum, pero sí de continuidad.
Ellos son Marcelo Ebrard, secretario de Economía; Juan Ramón de la Fuente, Relaciones Exteriores; Rosaura Ruiz, Ciencias, Humanidades, Tecnología e Innovación.
Alicia Bárcena va a la Semarnat; Julio Berdegué a Agricultura y Desarrollo Rural, y Ernestina Godoy, incondicional de Claudia, va a la Consejería Jurídica de la Presidencia.
Se unen a Rogelio Ramírez de la O, quien permanecerá en la Secretaría de Hacienda.
* Los perfiles elegidos tienen trayectoria y experiencia. Se han desempeñado en forma destacada en sus respectivas áreas, salvo la exfiscal Ernestina Godoy, quien dejó malos recuerdos a su paso por la Fiscalía de la CDMX.
Son leales al Presidente, pero ninguno se distingue por ser un rabioso militante de Morena. Claudia parece abandonar la línea de 90% de lealtad y 10% de capacidad, que distinguió a la actual administración.
A diferencia de lo que ocurrió con el Presidente saliente, quien monopolizó los reflectores desde diciembre de 2018, hay señales alentadoras.
Los próximos secretarios de Estado tendrán oportunidad de brillar con luz propia. Los seis hicieron declaraciones a los reporteros al término del acto, sin mañanera de por medio.
El perfil moderado de esa parte del gabinete suavizó los temores de los mercados. El peso avanzó siete centavos frente al dólar. Pasó de 18.40 a 18.33 por unidad.
Pero no adelantemos vísperas. Falta saber quién ocupará las carteras de Gobernación, Seguridad Pública, Defensa, Marina, Bienestar, Energía, Turismo, Trabajo, Comunicaciones y Transportes, Función Pública, Salud, Educación y Cultura.
El próximo jueves dará a conocer a otros seis integrantes de su gabinete.
* Vale la pena detenerse en el anuncio de que el Conahcyt será elevado a rango de secretaría. El gesto muestra la importancia que Sheinbaum le da a la ciencia y tecnología.
Para nadie es un secreto el desprecio del Presidente saliente hacia este importante rubro, ignorado desde 2018.
López Obrador no sólo tronó el Conacyt para crear el nuevo Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías, sino que además quitó becas a estudiantes de posgrado en el extranjero. Alegó, entonces, que el Conacyt transfirió 45 mil millones de pesos a empresas privadas.
* El único de los seis nuevos secretarios que habló en el acto para presentar parte del gabinete es Marcelo Ebrard. Una distinción que proyecta un mensaje de reconciliación.
Las diferencias entre la virtual Presidenta electa y el excanciller, agudizadas por la forma como se llevó a cabo la elección interna de la candidata presidencial de Morena, quedaron atrás.
En su discurso Marcelo dijo: “Vamos a construir el segundo piso (de la transformación) en la nueva realidad que vamos a encarar, porque vivimos en un mundo más proteccionista, hasta cierto punto más inestable…”.
Más tarde explicó los retos que deberá atender: nearshoring (relocalización de empresas) y el T-MEC, que será revisado en 2026.
* Xóchitl Gálvez y Marko Cortés fumaron la pipa de la paz, después de que el jefe nacional del PAN le reprochara, en forma grosera, la llamada que la excandidata presidencial le hizo a su rival en la campaña para reconocer su derrota.
Los dos desayunaron juntos en el CEN del PAN, tras lo cual hicieron declaraciones a los reporteros de la fuente.
Gálvez, quien ya regresó a su escaño en el Senado, aprovechó los micrófonos para adelantar que la semana próxima presentará una iniciativa de ley.
Propone que el Presidente pueda ser considerado como traidor a la patria por meterse en la elección, como lo hizo López Obrador en el pasado proceso electoral.
“Hoy no pasa nada. Hoy no está tipificado como un delito. Hoy al Presidente no se le puede decir absolutamente nada. Es mentira que el fuero se quitó. El único delito por el que se le puede juzgar es por traición a la patria”, dijo.
Marko, ya digerida la paliza en las urnas, se volcó en elogios hacia Gálvez. Dijo que la hidalguense sacó más votos que los panistas Josefina Vázquez Mota y Ricardo Anaya en las presidenciales de 2012 y 2018, respectivamente.
Rudeza innecesaria.
* El presidente López Obrador pidió voto por voto, casilla por casilla en la elección de gobernador de Jalisco. “En el 2006, cuando nos robaron la Presidencia, se negaron a hacer eso. Sabían que era un cochinero”, dijo en la mañanera.
¿Por qué mete su cuchara en asuntos que no son de su competencia? ¿Ya forma parte del Tribunal Electoral? Son preguntas, no se alboroten.