La difundida cena entre la ministra presidenta de la Corte, Norma Piña, y los tres magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, tuvo lugar el pasado 12 de diciembre, justo el día de la celebración guadalupana, y ocurrió en medio de la crisis que enfrentaba el máximo órgano de justicia electoral por la decisión de la mayoría de sus integrantes de solicitar su renuncia al presidente Reyes Rodríguez Mondragón, a quien sus compañeros le habían perdido la confianza.
Hasta la sede de la cena convocada por la ministra Piña, en una residencia del Paseo de la Reforma, llegaron los tres magistrados a la que, les dijeron, sería una “cena de conciliación” para evitar que, en pleno año electoral que ya estaba en marcha, se profundizaran las diferencias que tenían al Tribunal Electoral, ya de por sí menguado porque el Senado fue omiso en nombrar a dos de sus integrantes, en riesgo de entrar en una crisis de gobernabilidad interna ante decisión de la mayoría de promover la remoción del magistrado presidente.
La casa donde se realizó el encuentro en aquel día guadalupano es propiedad del ministro Juan Luis Rodríguez Alcántara, quien a petición de la ministra presidenta accedió a poner su hogar como el lugar del encuentro. La primera sorpresa que se llevaron los tres magistrados, Felipe de la Mata Pizaña, Felipe Fuentes Barrera y Mónica Soto, fue que además de su jefa de oficina y asesora más cercana, Natalia Reyes Heroles, acompañaba también a la ministra Piña el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas. A los tres les sorprendió la presencia del líder partidista que nunca les fue comunicada y entre ellos cruzaron miradas cuando los saludó muy sonriente el dirigente priista.
Previo a la plática, la ministra presidenta había estado intercambiando mensajes por WhatsApp con el magistrado Felipe Fuentes, quien lideraba la rebelión de los 3 para destituir al presidente del Tribunal y nombrar, por votación mayoritaria, una nueva presidencia para el Tribunal Electoral . Esos mensajes, que comenzaron siendo comedidos y moderados por parte de la ministra presidenta, que abogaba por la continuidad de la presidencia de Reyes Rodríguez, terminaron en cuestión de días volviéndose enérgicos primero y luego amenazantes sobre las consecuencias que enfrentarían los tres magistrados si persistían en su intención de remover al presidente.
“Tu y tus compañeros tienen cola que les pisen”, llegó a advertir la presidenta del Consejo de la Judicatura al magistrado Fuentes, según las capturas de pantalla que reveló el diario Milenio. Y ya en la cena, cuando sacaron a relucir el tema de la remoción del presidente del Tribunal, la petición de la ministra Piña volvió a ser la misma: que no removieran a Reyes de la presidencia, algo que también apoyaba públicamente en ese momento el bloque opositor del PRI-PAN-PRD, lo que explicaba la sorpresiva presencia de Alito Moreno en la cena.
Entre platos, bebidas y postres, los tres magistrados defendieron su reglamento interno, que autorizaba a solicitar un cambio de presidente por “pérdida de confianza” siempre y cuando lo apoyara la mayoría de integrantes de la Sala Superior del TEPJF y sostuvieron que ese mecanismo ya había sido aplicado en varias ocasiones sin que la Corte ni ninguna otra instancia del Poder Judicial cuestionara su legalidad. La ministra y sus dos acompañantes insistían en la inconveniencia de un cambio a esas alturas del actual proceso electoral y les pedían reconsiderar su decisión.
Así transcurrieron los distintos tiempos de la cena y cuando recogieron los postres y ofrecieron digestivos, seguía sin haber entendimiento entre los participantes, hasta que la ministra Piña hizo una contrapropuesta: se aceptaba que los tres magistrados hicieran valer su mayoría y fueran ellos y solo ellos los que definieran quién de los tres sustituiría a Reyes Mondragón al frente de la Presidencia del Tribunal Electoral. La única condición que pidió la presidenta de la Corte fue “que se borren los textos y palabras” que a través de la aplicación de mensajería había intercambiado con el magistrado Fuentes. Las dos partes estuvieron de acuerdo y se selló así la negociación para dar paso a la que después sería la actual presidencia de la magistrada Mónica Soto.
Eso fue lo que de manera resumida ocurrió en esa cena privada que hoy sale a la luz con todos sus detalles, incluidos los mensajes intercambiados entre Piña y Fuentes que supuestamente se desaparecerían , según nos cuentan fuentes directas que participaron en aquella negociación. El que se hayan revelado detalles, mensajes y otros datos de aquel encuentro, forma parte de la guerra que actualmente se libra entre la 4T y el Poder Judicial de la Federación, con el exministro y ahora porrista político, Arturo Zaldívar, y la actual ministra presidenta, Norma Piña, como los actores confrontados.
Porque justo la difusión de dicha cena coincide con los citatorios y declaraciones de jueces y magistrados del Poder Judicial que han estado declarando sobre las presiones, amenazas y represalias de que fueron objeto durante la presidencia de Zaldívar para que apoyaran casos judiciales afines al gobierno de López Obrador y algunos otros asuntos de tipo mercantil en los que se involucró al propio Zaldivar, a su operador y secretario del Consejo de la Judicatura, Carlos Alpízar, y al exconsejero jurídico de la Presidencia de la República, Julio Scherer Ibarra.
Mientras en la Corte hay jueces y magistrados que declaran por voluntad propia y acusan y señalan a Alpízar como el autor de las amenazas y presiones, por indicaciones de su jefe y para favorecer intereses del gobierno lopezobradorista y de su consejero jurídico, también hay varios casos de juzgadores que se están quejando de que están siendo “acosados y presionados” para que declaren en la investigación abierta por instrucciones de la ministra Piña, argumentando algunos de ellos que los están citando repetidamente en la Ciudad de México cuando ellos trabajan en el interior de la República, o que aun cuando ya emitieron su declaración, los vuelven a llamar varias ocasiones para presionar a que amplíen su declaración contra los tres personajes señalados en dicha investigación.
Del otro lado está claro que la filtración de la difundida cena y sus detalles busca exhibir los acercamientos de Norma Piña con la oposición y el que se haya alineado a los intereses de los partidos que, a cambio, dicen en la Corte, le ofrecieron protegerla de la amenaza de juicio político que le hizo Zaldívar y apoyó Morena, con los dos panistas y un priista que hay en la sección instructora y que tienen mayoría para desechar la solicitud de enjuiciamiento contra la ministra, además de garantizarle también que no pasaría la Reforma judicial que mandó el presidente López Obrador para cambiar los métodos de selección de la Suprema Corte y crear una nueva integración del pleno con 11 nuevos ministros electos por el voto de la población, porque no le darían a Morena los votos que necesitaba para tener mayoría absoluta.
Porque al final la guerra judicial que se desató contra la Corte y su ministra presidenta, alentada desde Palacio Nacional y utilizando a su esbirro Arturo Zaldívar, ya terminó también metida y contaminada con la elección presidencial, por el apoyo abierto que le ha dado Claudia Sheinbaum al exministro presidente y el aval que también ya dio la candidata de Morena a modificar la integración del Poder Judicial a través de una nueva Corte con ministros electos por un voto popular, que hoy claramente tiene controlado y clientelado, con sus programas y apoyos sociales, el partido Morena; mientras que Xóchitl Gálvez se ha declarado defensora absoluta de la Constitución y de la Corte.
Por eso en el choque de dos visiones distintas y en muchas cosas opuestas de país, en el que se convirtieron estas elecciones presidenciales, la idea de un Poder Judicial fuerte y autónomo, que sea garante de la constitucionalidad y frene los abusos y violaciones del Poder Ejecutivo, se está enfrentando a la actual visión de López Obrador y a la que se somete plenamente Claudia Sheinbaum, en el que el Poder Judicial y los jueces, magistrados y ministros, sean menos autónomos e independientes y más bien se conviertan en juzgadores morenizados, simpatizantes y militantes del nuevo régimen. Y parece que en todo eso su punta de lanza fue Arturo Zaldívar, primero desde la Corte y ahora como jurista y porrista de la candidata Sheinbaum. Vaya, para decirlo claro y directo, quieren tener en la 4T y su “segundo piso de la transformación”, a sus “Jueces del Bienestar”.
En todo el debate político y social que desató el Informe de la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia del Covid-19, que documentó la muerte de más de 808 mil mexicanos por el virus pandémico y habló de deficiencias en la atención de la enfermedad, particularmente en la Ciudad de México donde murieron más mexicanos que en cualquier otro estado de la República, cuando la capital tiene infinidad de recursos, hospitales y presupuesto para la salud, está el duelo de versiones entre el secretario General del IMSS, Marco Bucio Mújica, y el coordinador de la citada comisión independiente, Jaime Sepúlveda Amor. El primero sostiene que Sepúlveda no dio respuesta a la petición de “diálogo serio, científico y abierto a la sociedad” y que al IMSS solo le ofrecieron “una entrevista, cuando se trata de un organismo más representativo por ser una institución tripartita, en la que confluyen el sector obrero, empresarial y gubernamental que además enfrentó en la primera línea la emergencia por la Covid-19, además que la carta que le mandó Sepulveda nunca respondió a la petición expresa que hizo el IMSS de esperar hasta el término del proceso electoral para publicar el informe y evitar un sesgo electoral. Y al final, en su respuesta Bucio, que es el segundo de a bordo en el Instituto, afirmó que de cualquier modo desde la Comisión Independiente “nunca mandaron lo necesario para que esa única entrevista se llevara a cabo: cuestionario de temas a tratar ni los datos de acceso a la plataforma, ni la cita ni el espacio, etc.”. Mientras tanto, Jaime Sepúlveda ha calificado de “tramposa” la respuesta de Bucio Mújica porque asegura que los funcionarios del Instituto nunca respondieron a las varias peticiones que les formularon para entrevistas y reuniones de trabajo conjunto. En fin, que no hubo manera de conciliar la información y las visiones de los dos lados de la moneda y que al final el explosivo informe independiente, que desde el principio se le indigestó al presidente López Obrador, que lo descalificó como a casi todo lo que contradiga a su gobierno y su visión casi bucólica de una pandemia que ellos primero dijeron que no existía, después se equivocaron en las estimaciones de muertes, luego no pudieron garantizar camas de hospital ni tratamientos con respiradores a millones de mexicanos y al final terminaron monopolizando y controlando políticamente la aplicación de las vacunas, en contra de la visión de los médicos y científicos independientes del gobierno que reconocieron como Covid la totalidad de muertes en exceso. Del lado de los científicos desconfían de los datos y la información del gobierno, y del lado gubernamental de plano descalifican el informe y le atribuyen claras intenciones políticas por haber hecho que coincidieran sus tiempos con el de las campañas electorales y presidenciales en su etapa casi de cierre. Y en medio de ese choque están todo el dolor y el sufrimiento que tuvieron que pasar los mexicanos no sólo por la enfermedad de la Covid, sino por el golpe brutal que significó para la economía de muchos mexicanos, desde trabajadores asalariados, hasta pequeños empresarios, negocios familiares o vendedores ambulantes. También la historia del Covid en México se volvió otro frente de la guerra sucesoria…Los dados cierran con Escalera Doble. Semana redonda.