No es un video brutal lo que cierra las campañas electorales. No, es más, mucho más. Es la cruda realidad que hay detrás y que te azota en la cara. Es la zozobra de tener más de 34 candidatos asesinados y cientos de individuos, los cuales, por miedo, han abandonado la contienda electoral. Es el candidato Alfredo Cabrera quien, de manera artera y cobarde, fue asesinado en su último evento de campaña. Cobarde porque le dispararon directo a la cabeza y por la espalda.
Es la tristeza de vivir en un país así, mientras los gobernantes —empezando por la máxima autoridad— dicen “aquí no pasa nada”.
No hubo un pésame por parte del oficialismo federal. Ni de Andrés Manuel, ni de la candidata que quiere ser presidenta; ni siquiera por solidaridad o empatía… Solamente una escueta lamentación de la gobernadora de Guerrero, más por deslindarse del asunto que porque le preocupe la violencia. “Condeno de manera enérgica los lamentables hechos en los que perdiera la vida el candidato a la presidencia municipal de Coyuca de Benítez por la coalición PRI, PAN y PRD, Alfredo Cabrera Barrientos”.
¿Soy solo yo o ya estamos hartos de tanta hipocresía? ¿No puede la autoridad llamar las cosas por su nombre y decir que fue un asesinato a sangre fría? ¡No perdió la vida, se la arrebataron!
Estamos ante las elecciones más violentas de nuestra historia. En las cuales la delincuencia ha salido a emitir su voto de plomo y sangre en muchos lugares donde determinado candidato —no importando el partido— simplemente no era de su agrado. Y el primer mandatario diciendo todavía hace unos días que estamos ante un proceso electoral “muy fresa”… ¡Increíble su irresponsabilidad! Comentario tan o más estúpido que decir que “ahora hay más asesinatos, pero menos violencia”…
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El último día de campaña asesinaron en Guerrero a José Alfredo Cabrera, candidato del PAN, PRI y PRD, y balearon a Rosalinda López, abanderada de Morena, en Matías Romero, Oaxaca. Violento cierre para la campaña que también inició con otro asesinato, este en Celaya, Guanajuato: el de la candidata de Morena, Gisela Gaytán. Más de 34 asesinados, 500 candidatos que han preferido renunciar a ser candidatos en Chiapas. Más de 200 en Zacatecas, por nombrar dos entidades.
Sabemos que López Obrador vive en el planeta de “los otros datos”, pero ante tanta muerte, ante tanta violencia, ¿no podría ser empático con las víctimas y sus familiares? ¿No podría dejar de ocultar la devastación que sucede en el país y entender que el crimen se ha convertido en el gran elector; uno aún más poderoso que el “dedazo” que ha recetado en la figura de Claudia Sheinbaum?
El mismo INE acepta de manera tácita la violencia que cunde en el país al anunciar 100 horas antes de la contienda que al menos la instalación de 104 casillas está en riesgo. De hecho, Guadalupe Taddei ya dijo que en Michoacán y Chiapas no se podrán instalar algunas casillas. ¿La razón? Usos y costumbres… ¡Vaya! Unos “usos y costumbres” que no existían hace seis años…
Inseguridad, conflictos, ataques, atentados, desmembramientos, asesinatos de candidatos en diversas zonas del país desdeñados por la autoridad.
¡Nada de amarillismo! ¡Ya basta de que se ataque a los informadores de la realidad para tapar la ineptitud de la Cuarta Transformación!
Un país a la deriva; controlado por el crimen organizado y las balas que reparte.
Tiene razón Xóchitl cuando dice que “hoy ser candidato es jugarse la vida”. La violencia solo se recrudeció en las campañas y se vio lo más sucio y violento en las mismas. Lo sucio y violento que es la gestión a manos de Morena y el obradorismo. Por ellos, hoy, es que estamos como estamos.
Giro de la Perinola
– Ante las campañas tan violentas que hemos tenido, ¿qué nos hace suponer que tendremos unas votaciones tranquilas? En Morelos ya aparecieron las narco mantas con amenazas electorales. Avisan que quienes sean sorprendidos comprando votos, serán castigados por los carteles. Este tipo de “avisos” siembran incertidumbre y miedo. Habrá muchas personas que no quieran salir a votar, aunque su voto no sea “de los comprados”. La libertad para ir a votar en Cuernavaca y Jiutepec está en entredicho.
Irónicamente, el antídoto es el voto masivo; si acaso, una alta presencia ciudadana podrá disuadir a los violentos. Si acaso…
– En el cierre tanto de Claudia Sheinbaum como de Xóchitl Gálvez sí se reconoció el país partido y dividido que tenemos. Sheinbaum ofreció “paz y armonía” a sus adversarios y Xóchitl prometió “unidad donde hoy hay odio y división”.