El 24 de mayo de 1993, el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo fue brutalmente asesinado en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara. Su trágica muerte conmocionó a México y generó una serie de teorías sobre las circunstancias que rodearon su asesinato, algunas de las cuales persisten hasta hoy.
Este año, se cumplen 31 años desde aquel fatídico día, y su legado y las preguntas sin resolver siguen presentes en la memoria colectiva del país. A raíz de ello, el diario Milenio reveló una carta en donde uno de los presuntos involucrados, Joaquín “El Chapo” Guzmán, exlíder del Cártel de Sinaloa, dio su versión de los hechos.
Posadas Ocampo, quien nació el 10 de noviembre de 1926 en Salvatierra, Guanajuato, fue una figura destacada dentro de la Iglesia Católica mexicana. A lo largo de su carrera eclesiástica, se distinguió por su dedicación y compromiso con la fe y los valores humanitarios.
Juan Jesús Posadas Ocampo
Fue nombrado obispo de Tijuana en 1970 y luego arzobispo de Guadalajara en 1987, donde continuó su labor pastoral hasta su muerte.
El asesinato del cardenal ocurrió en medio de un contexto de creciente violencia relacionada con el narcotráfico en México.
La versión oficial ofrecida por las autoridades en su momento aseguró que Posadas Ocampo fue víctima de un fuego cruzado entre el Cártel de Tijuana y el Cártel de Sinaloa. Según esta versión, los asesinos del cardenal lo confundieron con Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa, debido a una supuesta similitud física y al tipo de automóvil en el que viajaba el cardenal.
Sin embargo, esta explicación ha sido robustamente cuestionada por investigadores, periodistas y miembros de la Iglesia, quienes argumentan que la investigación oficial dejó muchas interrogantes sin responder.
Escena del asesinato de Juan Jesús Posadas Ocampo
Diversos testimonios y teorías sugieren que el asesinato de Posadas Ocampo pudo haber estado vinculado a información sensible que él tenía sobre las actividades del narcotráfico y las posibles conexiones entre estos grupos y autoridades de alto nivel. Algunas versiones incluso plantean que el religioso estaba investigando a profundidad estos nexos, lo que pudo haber motivado su asesinato.
Una de las principales críticas hacia la versión oficial es que Posadas Ocampo vestía ropa clerical al momento del ataque, lo que debería haber sido un indicativo claro de su identidad y posición. Además, el cardenal recibió 14 disparos a corta distancia, lo cual, según algunos analistas, sugiere una ejecución deliberada más que un accidente en un tiroteo.
Durante años, familiares y cercanos al cardenal han insistido en que su asesinato fue planificado y han solicitado que se realice una investigación más profunda y transparente. En 2006, el caso fue reabierto por la entonces Procuraduría General de la República (PGR, hoy FGR), pero hasta la fecha, no se ha llegado a una conclusión definitiva ni se han identificado todos los responsables del crimen.
Más allá de las controversias en torno a su muerte, el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo es recordado por muchos en México por su trabajo en pro de los derechos humanos y su lucha contra la discriminación y la violencia. Durante su labor como arzobispo, Posadas Ocampo se ganó el respeto de fieles y colegas, quienes reconocen su entrega y compromiso con la justicia social.
El Chapo envió una carta al juez Brian Cogan contando su propia versión de los hechos.
Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido como “El Chapo”, acusa al gobierno mexicano de haberlo utilizado como chivo expiatorio por el asesinato del arzobispo de Guadalajara.
De acuerdo con información de Milenio, el capo mexicano escribió una carta en la que cuenta su versión de los hechos. El padre de los “Chapitos” detalla que ese día él se encontraba en el aeropuerto de Guadalajara camino a la playa. Según su relato, mientras recogía sus maletas del auto, se desató un fuego cruzado.
Guzmán afirma haber dejado sus pertenencias y su identificación en el lugar mientras buscaba refugio. Según su versión, el Gobierno mexicano utilizó sus documentos abandonados para inculparlo.
El Chapo sostiene que fue a partir de ese incidente que el Gobierno de México empezó a construir su imagen como uno de los líderes del narcotráfico en el país. Guzmán asegura que la narrativa oficial lo implica injustamente en el asesinato del cardenal, atribuido a un enfrentamiento entre sicarios de los Arellano Félix y su propia organización.
Posadas Ocampo fue presuntamente confundido con «El Chapo» Guzmán.
Cabe apuntar que durante su testimonio, Vicente Zambada Niebla, conocido como “El Vicentillo,” corroboró la participación de los Arellano Félix en el asesinato del cardenal y afirmó que los mexicanos desconocían a Guzmán Loera antes de ese evento.
En enero de 2017, el gobierno estadounidense reconoció que las luchas por el control de rutas de tráfico de drogas, como Tijuana, entre los cárteles de Sinaloa y los Arellano Félix, desembocaron en la confrontación que resultó en la muerte del cardenal Posadas Ocampo. A raíz de este incidente, Guzmán fue objeto de una intensiva búsqueda que culminó con su captura tras huir temporalmente a Guatemala.
Esta carta fue enviada al juez Brian Cogan, quien lleva su caso, pues El Chapo busca un nuevo juicio argumentando haber sido víctima de una conspiración para convertirlo en el principal culpable de eventos criminales que sacudieron al país.
Cabe apuntar que la periodista Anabel Hernández también señala que el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo habría sido un crimen de Estado.
La muerte de Posadas Ocampo continúa siendo un caso emblemático que subraya la complejidad y los desafíos de la lucha contra la violencia y la impunidad en México.