Si la ciudadanía quiere que Xóchitl Gálvez sea la próxima presidenta de la República, tiene que acudir masivamente a las urnas el domingo y ahogar en votos el fraude electoral que ya está hecho, aunque no consumado.
Hay un fraude que ya se cometió, y otro en ciernes.
Los partidos y organizaciones civiles que postulan a Gálvez necesitan denunciar con anticipación las trampas que la maquinaria oficial explora para ejecutar el día de la jornada electoral, y estar dispuestos a defender su victoria aunque ésta sea por un voto.
Nada fácil. Casi un imposible. Casi.
Dos grandes riesgos le esperan a la oposición y su candidata.
1.- Que los topos del gobierno en el INE le filtren a Morena las casillas donde hará el muestreo para dar a conocer la tendencia a las 11 de la noche del domingo.
No sería algo nuevo. De hecho, eso le hicieron a Marcelo Ebrard –según lo denunció él– en las encuestas con las que seleccionaron a Claudia Sheinbaum como candidata presidencial.
Las miradas de la oposición están puestas en Flavio Cienfuegos, jefe de la Oficina de la presidenta del INE, Guadalupe Taddei, quien ya habría sostenido reuniones con integrantes del “cuarto de guerra” de la candidata de Morena.
Cienfuegos es el mando tras las sombras en el INE, al que llegó con severas impugnaciones debido a las tres denuncias de que fue objeto durante su paso como director de Administración del IMSS, por irregularidades que habrían entorpecido la compra de medicinas.
Taddei ya había tenido a Flavio Cienfuegos como colaborador, en 2017, cuando la actual presidenta del INE estaba al frente del Instituto Electoral del estado de Sonora.
De hecho, a su llegada al INE, Guadalupe Taddei quiso nombrar a Cienfuegos en el cargo de secretario ejecutivo del instituto, y fracasó por los antecedentes del personaje.
Lo hizo jefe de la Oficina de la presidencia del INE, desde donde opera en las sombras las maniobras políticas rumbo a la crucial elección del próximo domingo.
Él es señalado como el topo de la ‘4T’ en el instituto, y el conducto a través del cual se podría filtrar el secreto mejor guardado: las casillas donde se tomarán las muestras para dar a conocer la tendencia irreversible la noche del domingo.
Al tener esas casillas, Morena y empleados del gobierno sólo tendrían que cargar sus esfuerzos en esos centros de votación, para que los suyos acudan a votar y aplicar todos los mecanismos de coerción que tan bien conocen.
¿Cómo se puede vacunar la oposición contra esa trampa?
La única forma es salir masivamente a emitir su voto y denunciar –por cumplir el requisito– ante el Tribunal Electoral, cuya dirigencia ya fue capturada por el gobierno, y ante la misión de observadores de la OEA, la posible filtración de las casillas a escrutar para dar a conocer la tendencia.
2.- El albazo de Taddei. Es una posibilidad nada descartable que la presidenta del INE dé a conocer “tendencias irreversibles” en favor de Claudia Sheinbaum, sin el aval de la totalidad de consejeras y consejeros del instituto.
Ha sido ampliamente expuesto en los medios de comunicación que Guadalupe Taddei llegó a la presidencia del INE impulsada por Alfonso Durazo, gobernador de Sonora y presidente del Consejo Político Nacional de Morena.
Y si alguien lo duda, remítase a los hechos.
Es cosa de ver la parcialidad de Taddei contra la candidata Xóchitl Gálvez, a la que ha tratado de impedir el uso del color rosa, obligarla a borrar todas sus menciones a Morena como narcopartido, y un sinfín de otras hostilidades que son producto de su fervor militante.
El rosa se lo quiso prohibir a Xóchitl y sus simpatizantes, mientras 23 mil empleados públicos, con chalecos del color del partido Morena, recorren casa por casa de las personas que están en el padrón de beneficiarios de programas sociales.
Prohíben a Xóchitl referirse a Morena como narcopartido, luego de que el Cártel de Sinaloa, el gran consentido de este gobierno, secuestró a 200 operadores electorales del PRI en Culiacán y Mazatlán para dar a Morena un triunfo aplastante en la elección de gobernador y de diputados en 2021.
Apercibe los dichos de la candidata Gálvez, y calla ante los insultos del Presidente de la República a esa candidata, y a los intelectuales y artistas que en ejercicio de su libertad de pensamiento y expresión llaman a votar por Xóchitl.
Pero estos últimos puntos: la extorsión de los funcionarios del gobierno a cerca de 30 millones de personas que reciben dinero de los “programas sociales”, más la intervención reiterada e inconstitucional del presidente López Obrador en la contienda, son parte del fraude que ya está hecho.
Sería estéril que en estos días la oposición se desgaste en acusar de vendidas a todas las casas encuestadoras, que –creo– van a reflejar los resultados del fraude ya cometido.
Sus esfuerzos tendrían que enfocarse en promover el voto y alcanzar una afluencia histórica a las urnas el próximo domingo.
Y prepararse para la batalla legal después de los comicios.