En Apatzingán, Michoacán, la violencia y la extorsión han alcanzado a los sectores más críticos de la economía local, incluidos los gasolineros. Según reportes de empresarios de la zona, las 19 gasolineras de la cabecera municipal y sus alrededores están siendo obligadas a pagar dos pesos por cada litro de combustible despachado a grupos del crimen organizado, específicamente a Los Templarios y Los Viagras.
Una fuente anónima reveló que este pago se distribuye equitativamente entre ambos grupos. “Pagamos un peso a Los Templarios y otro peso a Los Viagras por cada litro de gasolina vendido. De lo contrario, ya conocemos las consecuencias”, mencionó, reflejando la tensión y el miedo que viven diariamente.
La situación ha forzado a los establecimientos a modificar sus horarios de operación, cerrando sus puertas desde las 10:00 de la noche hasta las 06:00 de la mañana para proteger a sus trabajadores y minimizar riesgos, lo que ha impactado su rentabilidad y operatividad.
El recrudecimiento de la violencia ha llegado a tal grado que incluso se difundieron rumores sobre un cierre indefinido de las gasolineras, aunque esta versión fue rápidamente desmentida por los gasolineros. Sin embargo, la comunidad local respondió con compras de pánico, saturando las estaciones de servicio el pasado fin de semana.
En respuesta a la situación de inseguridad, fuerzas de la Guardia Civil, Guardia Nacional y el Ejército mexicano han sido desplegadas para custodiar las estaciones de servicio en un operativo que, según informes, permanecerá de manera indefinida. Además, estos cuerpos de seguridad también están presentes en los accesos carreteros de la cabecera municipal y realizan recorridos constantes.
La escalada de violencia incluyó recientemente la quema de dos vehículos en distintos puntos carreteros de la zona, atribuida a Los Viagras como una medida para impedir el avance de las fuerzas de seguridad hacia sus refugios. César Sepúlveda Arellano, alias El Botox, ha sido identificado como el responsable de estos actos, así como de supervisar las extorsiones a diversos sectores, incluidos comercios y servicios de telecomunicaciones.
Apatzingán se ha convertido en un campo de batalla para grupos criminales antagónicos desde hace más de un año, exacerbando la violencia en el municipio con enfrentamientos armados y ataques con drones explosivos, lo que ha elevado significativamente el nivel de alerta y la preocupación entre los habitantes y las autoridades.
Con información de El Universal.