El choque frontal entre Octavio Romero y la activista María Amparo Casar se encuentra atravesado por el tramo final de la campaña presidencial.
En el entorno de Andrés Manuel López Obrador afirman que la revelación del expediente que involucra a Casar y a Pemex ha sido, como siempre, un discurso anti privilegios para consolidar el voto duro pero, además, un aviso subliminal a los principales animadores del Frente Amplio: el Gobierno está preparado para revelar otros expedientes sensibles en materia de pensiones y que tocan a personas que están en el corazón de la campaña de Xóchitl Gálvez.
Es un terreno en el cual el presidente está muy cómodo: expone privilegios, consolida su voto duro y hasta le permite insistir con su reforma de pensiones, asunto que lo obnubila desde una conversación reservada que tuvo el pasado enero en una gira por Veracruz.
En Palacio circulan múltiples tarjetas informativas sobre políticos del PRI y del PAN jubilados en situaciones cuanto menos extrañas, con regímenes curiosos y a edades impensadas. Detalles que involucra además a familiares cercanos. “Lo de Gurría es de lo más leve”, deslizan en referencia al caso del ex mandamás de la OCDE, Miguel Ángel Gurría, cuyo estatus jubilatorio de privilegio fue revelado por López Obrador el año pasado.
Postales que alimentan la tesis del Gobierno: En el PAN no hubo una gran defensa de Casar. Su exjefe Santiago Creel fue cauto con el tema y el expresidente Vicente Fox guardó silencio. Alejandro Moreno Cárdenas tampoco dijo nada.
El oficialismo considera que con esta advertencia está blindado frente a algún arrebato opositor del tramo final de la campaña que tenga por objetivo a algunos de los hijos del presidente. Es un rumor que circula desde hace semanas, casi desde el inicio de la contienda presidencial y que habla de una foto escandalosa. Ficción o realidad, el mes pasado Beatriz Gutiérrez Müller se apresuró a señalar que su hijo es menor de edad, una diferencia crucial con los hijos del presidente correspondientes a su primer matrimonio.
En febrero había aparecido una imagen de José Ramó López Beltrán en Texas con dos personas que estarían bajo investigación de agencias de seguridad de EU.
En el War Room de Claudia Sheinbaum entienden la motivación presidencial pero el movimiento no gustó. Ocurrió casi en paralelo a la reunión de la aspirante con el Consejo Mexicano de Negocios, encuentro en el que Claudio X. González Laporte tuvo palabras de conciliación con la candidata a diferencia de otro empresario que cuando habló denotó cierta animosidad y eso se vio reflejado en la foto del final. González Laporte es el principal promotor de la ONG que conduce Casar.
Con este panorama, la pelea entre Octavio Romero y la activista también fue registrada por los magnates como otro plano en el cual buscar indicios de cómo será la relación entre Sheinbaum y López Obrador una vez que la actual candidata despache en Palacio, si se confirma la tendencia de las encuestas.
Y es que los empresarios quieren creer que vendría un gobierno de corte más moderado en lo político y más técnico en la gestión. Buscan alejarse o escuchar más bien pocos vaticinios más oscuros como los de Alfonso Romo, que en privado sigue teniendo fuertes reservas respecto a Sheinbaum y cree que no podrá aprovechar el boom del nearshoring en todo su potencial. O ciertos conceptos de Carlos Slim, que acomodó su agenda para no estar con Sheinbaum en el encuentro del hotel Intercontinental organizado por el CMN.