Los regios son ejemplares y admirables en muchos terrenos, menos a la hora de votar. Se le hincan al primer simulador que se disfrace de santo.
Hicieron gobernador de Nuevo León a Samuel García, un joven agresivo, según ellos simpático, que baila bien y conecta con la gente, sin reflexionar que lo elegían para administrar y no “para entretener a la raza”.
Ahora está metido en un problema del que sólo podrá salir, tal vez, gracias a la laxitud social para dejar impune cualquier barbaridad y tragarse fantasiosos cuentos chinos sin hacer gestos.
Resulta que el gobernador apareció, de pronto, con un terreno de casi 18 hectáreas en una zona exclusiva del municipio más rico del país, San Pedro Garza García.
No es un terreno de 500 metros, o mil metros, a los que un joven exitoso, ejecutivo de alguna empresa, podría aspirar, sino uno de 180 mil metros cuadrados.
La explicación que dio es para dejar con la boca abierta al más crédulo: se lo dieron en pago por servicios prestados hace casi dos décadas (2005), con su papá, al Grupo Gentor.
El terreno tiene un valor comercial que oscila entre los 700 y los mil 300 millones de pesos.
¿Qué servicios profesionales pudo haber prestado, a los 17 años de edad, cuando apenas ingresaba a estudiar Derecho?
Esos servicios profesionales a Gentor fueron de un valor aproximado a los mil millones de pesos.
Y no se los pagaron en 2005, cuando supuestamente los hizo, sino ahora que es gobernador de Nuevo León.
Su papá, un campesino de Tamaulipas, ciertamente es fruto de la cultura del esfuerzo, cuando la movilidad social existía, es abogado fiscalista y tal vez sea muy exitoso en términos económicos.
Pero a Samuel le sonrió la fortuna al ganar la gubernatura del estado.
Entre sus primeras acciones estuvo meter a la cárcel a su antecesor, Jaime Rodríguez Calderón (el Bronco), tras haberlo acusado de “desvío de recursos humanos” del gobierno estatal para recolectar firmas y lanzar así su candidatura presidencial independiente.
La denuncia la hizo Samuel García cuando era senador, en enero de 2018, y el Bronco fue a la cárcel cuatro años después, cuando Samuel ya era gobernador.
El Bronco, oooootro personaje que eligieron los regios para que administrara Nuevo León, ganó la gubernatura con la promesa de cortarle la mano a los funcionarios públicos que robaran.
A ese “santo” se le hincaron los neoleoneses.
Salió libre porque un juez lo exoneró del delito que le imputó Samuel García. Es decir, no fue verdad que lo cometió, o la acusación carecía de bases sólidas como para declararlo culpable y dejarlo en una celda del penal de Apodaca.
Samuel llegó al gobierno de Nuevo León con la promesa de cumplir con los seis años que dura el encargo, sin distraerse con la búsqueda de una candidatura presidencial como había hecho su antecesor, el Bronco.
El año pasado, Samuel García olvidó su compromiso de gobernar seis años y pidió licencia temporal al Congreso del estado para ir por la candidatura presidencial de Movimiento Ciudadano.
Se la concedieron y el Congreso estatal nombró al interino, como corresponde hacerlo según manda la Constitución de Nuevo León.
A Samuel García no le gustó el interino, retiró la solicitud de licencia temporal, y acusó al PRI y al PAN de haberle impedido ser candidato a la Presidencia.
No, no se lo impidieron, le dijeron que sí.
El problema es que no se nombró como interino a un incondicional suyo para que le cuidara las espaldas.
Ahora sabemos el tamaño de esqueletos que el gobernador esconde en el clóset, y por qué no confió en un gobernador interino que no fuese empleado suyo.
Uno de esos esqueletos que esconde Samuel García es el “terrenito” de mil millones de pesos, 180 mil metros cuadrados en Mesa de la Corona, San Pedro Garza García.
Ahí el gobernador proyecta construir una mansión de 2 mil 750 metros cuadrados.
Gran trabajo debió hacerle, a los 17 años de edad, al Grupo Gentor.
Aunque al parecer se trata de oooootro cuento chino, que tal vez se traguen los regios que lo encumbraron.
Gentor emitió un comunicado en el que desmiente a Samuel y el cuento del pago con el “terrenito”.
Dice el Consejo de Administración de Gentor:
“Desconocemos la información que ha sido divulgada respecto a nuestro grupo empresarial, a nuestros más altos directivos y accionistas, con fines políticos ajenos a nuestros intereses particulares… Hemos sido afectados por señalamientos imprecisos y falsos”.
Quien señaló a Gentor fue el gobernador Samuel García.
Pero dada la ambigüedad de la redacción del comunicado de Gentor, más el aplomo de Samuel García para mentir, y la afición de los regios por los cuentos chinos, tal vez no pase nada. Absolutamente nada.