Los testimonios y las imágenes mostrados por las organizaciones que dan asistencia son brutales. Denuncian que han visto hasta 60 niños y niñas hacinados para dormir. Las autoridades encargadas directamente hacen lo que pueden ante la falta de empatía de los superiores. Meten de a 12 en dormitorios que son para cuatro. A los que ya no caben, les ponen en colchonetas en los pasillos y en las oficinas. Las porciones de comida son a medias porque no llega la suficiente y si no fuera por los voluntarios que llevan complementos, habría más hambre. La cocina no resistiría una revisión de salubridad. La bodega donde almacenan la ropa de donaciones está desbordada y en completo desorden.
Así opera la agencia número 59 del ministerio público de la Fiscalía de Investigación de Delitos Cometidos en Agravio de Niñas, Niños y Adolescentes, que es parte de Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México. En pocas palabras, esa oficina tiene la obligación de proteger a menores víctimas del delito. Por ahí han pasado casos como el de un niño que vivía encadenado en un estacionamiento y que no sabía comer en plato hasta que intervino una organización. O una niña que hace pocos meses estuvo a punto de ser vendida en Hidalgo.
Por ley, el plazo máximo que un niño o niña puede permanecer en esta agencia 59 es de 72 horas, en lo que el ministerio público decide mandarlo a una casa hogar o con un familiar que no sea el violentador, pero hay menores que han vivido ahí hasta año y medio sin pisar la calle, según las denuncias. Los testimonios lo atribuyen a que el DIF no tiene la capacidad de hacer las evaluaciones correspondientes.
Esta semana que está por iniciar habrá mudanza. La agencia 59 dejará la ubicación de Dr. Liceaga 93 en la colonia Doctores, para pasar a un nuevo edificio de la Fiscalía, que está a unos metros en el cruce de Río de la Loza con Dr. Vértiz. La noticia sería buena si no fuera porque solo se trata de un cambio de calabozo a calabozo.
La Fiscalía de la CDMX presume en redes que el nuevo edificio tiene áreas modernas y un equipo multidisciplinario altamente capacitado. Si bien parece que hay una mejora, las organizaciones denuncian que las áreas para menores no están terminadas y tampoco cuentan con el espacio requerido. Los administrativos tomaron la mayor parte del edificio y solamente dejaron cuatro dormitorios de cuatro metros cuadrados para los menores. El viernes había 32 niños y niñas.
A esta indignación de los voluntarios y también de los empleados que tratan de hacer milagros con lo que tienen hay que sumar que llevan dos meses buscando una reunión con la directora del DIF de la CDMX, Rebeca Olivia Sánchez. Ella les respondió que ahorita no podía atenderlos porque estaba resolviendo temas electorales.
El tema de los jinetes y caballos de la Sedena que compitieron en uno de los torneos más exclusivos en el mundo, revelado en este espacio, tiene mucha tela.